Alberto Fernández - Tribuna abierta
El fin del buen rollito
Ada Colau debería haberse implicado desde hace meses para garantizar que la huelga de metro y bus no fuera protagonista
Esta semana Barcelona es protagonista en todo el mundo por acoger una nueva edición del Mobile World Congress (MWC). Un evento que reúne a las principales empresas y profesionales del sector de las telecomunicaciones móviles. Sin duda el acontecimiento más importante de este sector que organiza Barcelona desde 2006 y supone situar a la ciudad como principal escaparate mundial de la tecnología móvil.
El MWC prestigia Barcelona como ciudad de ferias y congresos, multiplicando el turismo de negocios y beneficiando a comercio, hoteles, restauración y taxi. Esta cita representa una inyección económica y de empleo muy importante para la ciudad, que es muy importante blindar, ya que supone un impacto económico de 460 millones de euros directos para Barcelona.
Por eso, Ada Colau como alcaldesa debería haberse implicado desde hace meses para garantizar que la huelga de metro y bus no fuera protagonista durante estos días. Es necesario recordar que Colau no sólo es alcaldesa de Barcelona, también preside el Área Metropolitana de Barcelona, que es la junta general de accionistas de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) responsable del transporte público. La ahora alcaldesa se fió de su ‘buen rollito’ con los sindicatos, recordando aquella época no muy lejana del activismo conjunto. Esta confianza la llevo a una reacción tardía al infravalorar la firmeza de los sindicatos a la hora de negociar, hecho que produjo una estéril negociación durante el fin de semana previo al MWC.
No puede ser que los usuarios del transporte público y Barcelona sean ni rehenes, ni las víctimas de un conflicto laboral. Los convenios de metro y autobús expiraban hace dos y cuatro meses respectivamente, y por tanto Colau debería haberse anticipado a negociar los primeros días de septiembre para dar respuesta a TMB como máxima responsable.
Es vergonzoso que el propio John Hoofman, consejero delegado de GSMA, empresa organizadora del Mobile World Congress, no asistiese a la visita inaugural del congreso para mostrar su enfado y decepción por la huelga de metro. Más cuando el Ayuntamiento de Barcelona les había prometido que no se notaría las consecuencias del parón. Otro esperpento ha sido que la Línea 9 de metro sufra la vaga más rápida de la historia, con solo una semana en servicio o que Ayuntamiento y Generalitat han priorizado el autobombo publicitario en televisión y prensa sobre la nueva L9 y Red de Bus, antes que en informar a los usuarios sobre las afectaciones de la huelga a través de los medios de comunicación.
Es necesario aprender de los errores para que huelgas como la del transporte público no vuelvan a ocurrir. Por este motivo, la responsabilidad de la alcaldesa es trabajar con antelación para que lo ocurrido estos días no vuelva a suceder en un futuro, dejando atrás el buen rollito activista por un trabajo constante y con previsión.
Alberto Fernández es presidente del grupo municipal del PP.