El Brexit y nuestros nacionalistas

En el coche que me llevaba al aeropuerto para volver a Barcelona, he coincidido con un diputado del Ukip, el partido “de la independencia” británico que lidera Nigel Farage y que pretende que su país abandone la UE. Llevaba, como al parecer suelen, un traje de buen paño con chaleco y cadena de metal (imagino que “noble”), y complementaba ese esplendor con un anillo de brillantes. Hacía lo posible por ser amistoso, y más cuando sus compañeras éramos yo y otra diputada portuguesa, países un poco demasiado al sur para un caballero de su raigambre, ya me entienden. ¡Curiosos personajes! Para que Cameron solucione un problema de su partido (el efecto gravitatorio de los independentistas sobre una parte del mismo) se ha creado una extraordinaria crisis en la UE que ha reaccionado dando privilegios a la carta. La Comisión, me temo, no ha hecho su papel de “guardiana de los tratados”. Algunos británicos desean sólo la parte ventajosa de su adhesión y creen que presionando para votar "fuera" se quedarán “dentro" con mejores condiciones.

Esta es una carta que juegan algunos países y regiones: la del referéndum del nunca acabar. Nada que no conozcamos por aquí, aunque algunos vean la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Con estos oídos que se ha de comer la tierra escuchaba yo a Izaskun Bilbao, diputada del PNV en el grupo Alde donde también estoy, recriminar a los británicos su egoísmo parodiando su postura. "No quiero irme sino que se me reconozcan privilegios” decía con sorna. Y sin que pareciera darse cuenta de la contradicción. Qué cosas.

Teresa Giménez Barbat eurodiputada ALDE

@gimenezbarbat