Assumpció Puig i Hors - TRIBUNA ABIERTA
Es el tiempo y el momento de las ciudades
La única manera de sentir nuestras ciudades como propias es que éstas nos reflejen cómo somos y esto sólo se conseguirá situando a las personas en el centro de las políticas públicas
Hoy que celebramos el día mundial de las ciudades arranca la cumbre anual de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, COP26, en Glasgow. En palabras del presidente designado para la COP26, Alok Sharma, el principal objetivo es limitar el ascenso térmico a 1,5 grados y reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Este hito es de gran envergadura, ya que, de acuerdo con ONU-Habitat, ocupando menos del 2% de la superficie, las ciudades consumen el 78% de la energía mundial y representan más del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Estos datos demuestran la estrecha relación entre ciudades y emergencia climática. Pero el ambiental no es el único reto que puede abordarse desde las urbes. El incremento de la esperanza de vida, por ejemplo, incide en la necesidad de hacerlas más seguras y accesibles, hecho que beneficia a la diversidad de ciudadanos, especialmente a las personas con movilidad reducida. La única manera de sentir nuestras ciudades como propias es que éstas nos reflejen cómo somos y esto sólo se conseguirá situando a las personas en el centro de las políticas públicas.
Con la pandemia se ha manifestado la urgencia de repensar las ciudades en clave saludable, contemplando la naturalización de los espacios públicos, propiciando corredores y zonas verdes, así como el acceso a pie o en bicicleta a los equipamientos públicos y reduciendo el coche. Todos ellos, aspectos claves en la salud física y mental.
Otro reto será integrar la revolución tecnológica. Las ciudades inteligentes buscan aplicar la innovación y las tecnologías de la información y la comunicación para mejorar la gestión y prestación de servicios. Las mejoras serán palpables en la competitividad, la eficiencia y eficacia y el medio ambiente. Cabe entender la innovación no como un fin en sí mismo, sino como un medio para mejorar la calidad de vida de las personas.
Frente a este panorama, los arquitectos lo tenemos claro. Para hacerlo posible tenemos que canalizar todos estos retos a través de la renovación de las ciudades: la estrategia no es empezar de cero, sino actuar en nuestro parque edificado. Recordemos que contamos con un parque residencial muy envejecido, con un 70% con más de 40 años. Factor que dificulta que las ciudades generen todas las oportunidades atribuidas y, al mismo tiempo, reviertan las desigualdades que albergan. En este sentido, acceder y disponer de una vivienda eficiente energéticamente debe ser universal, respondiendo así a la voluntad de los fondos europeos Next Generation.
Los profesionales nos situamos entre la esfera política y la ciudadana, aportando conocimiento y ejecución. Por eso, cuando hablamos de ciudades, una gobernanza de calidad y multilateral, basada en el consenso, es elemental. Un primer paso lo iniciamos hace un año, cuando la Generalitat, junto con colegios profesionales y agentes económicos y sociales, firmamos la declaración del Pacto Nacional para la Renovación Urbana. Y un segundo se ubica en el año 2026, cuando Barcelona sea capital mundial de la arquitectura y acoja el Congreso de la Unión Internacional de los Arquitectos.
Ahora, es el tiempo y el momento de las ciudades. Actuemos.
Assumpció Puig i Hors es decana del Colegio de Arquitectos de Cataluña