Se armó el belén (un año más)
Barcelona estrena su pesebre, que este año esconde al Nacimiento en cajas en un desván
Vuelve la Navidad y vuelve la polémica a costa del pesebre que el Ayuntamiento de Barcelona instala cada año en la plaza Sant Jaume. Los técnicos municipales pulían ayer los últimos detalles de un belén que quedará oficialmente inaugurado esta mañana y que ya hace días que deja claramente a la vista un diseño transgresor , al estilo de los de los del Gobierno liderado por Ada Colau y antagónico a lo que vendría a ser un Nacimiento tradicional.
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Si el año pasado el niño Jesús estuvo representado como una gigantesca silla con un babero, esta vez la representación cuenta con figuras clásicas, aunque con una rompedora escenografía. Jesús, María, José, el ángel así como el buey y la mula están resguardados en cajas amontonadas que simulan el armario de un desván. Junto a ellos, bolas decorativas, un árbol de Navidad, una ponsettia (o flor de pascua), papel de envolver, fotos familiares, una olla, polvorones, canelones, copas de cava o luces enredadas, entre otros objetos.
Se vive «a su manera»
«Contiene todo lo que hace falta para celebrar estas fiestas en las casas de la ciudad», defiende el equipo municipal sobre el proyecto, ideado por la artista Paula Bosch. Para el Gobierno, la propuesta elegida, con «objetos olvidados y recuerdos dormidos» , es un muy buen ejemplo de todo lo que hace falta para celebrar la Navidad. Vistas desde su parte posterior, las cajas son una ciudad con edificios y ventanas iluminadas y conectadas con cables. Es una buena manera de transmitir que en cada domicilio la Navidad se vive a su manera, cuentan.
Sin embargo, una parte de la sociedad barcelonesa no ve el mismo mensaje. Por eso, desde ayer se empezó a reprochar al gobierno municipal, liderado por BComú y PSC, que el Nacimiento como tal vuelva a destacar por su ausencia. Los usuarios de redes sociales se apresuraron a comparar el belén con un anuncio de Ikea o con los Encantes Viejos, el mercadillo de antigüedades más popular de Barcelona.
«Ada, ofendes a la ciudadanía» , «año tras año os superáis: cada vez es peor» o «para hacer esto mejor no pongas nada y digas que eres un gobierno laico» fueron solo algunos de los comentarios que aparecieron en redes sociales. Otros, por el contrario, lo vieron con buenos ojos. «Rodeados de objetos cotidianos y fotos antiguas que nos recuerdan que la Navidad es casera y familiar. Este año a mí me gusta», tuiteaba una usuaria.
En la oposición también hubo críticas y se levantó la polémica. «Bienvenidos al servicio de recogida de trastos viejos del Ayuntamiento. «¡Ah no! Es el belén navideño que vamos a pagar todos los barceloneses», ironizaba la líder municipal de Cs, Luz Guilarte. Desde el PP, Josep Bou criticó que se monte «una performance con el pesebre-trastero para evitar el sentido religioso de las Navidades». Su formación pedirá saber el coste y los criterios del montaje. Por su parte, la concejal Eva Parera, de BCN Canvi, el partido de Manuel Valls, lamentó que «cuando un pesebre se tiene que explicar para que la gente lo entienda es señal de que quizás no es el adecuado».
La historia se repite
Las representaciones del Nacimiento controvertidas se han convertido en tradición en Barcelona. El año pasado, el comedor en las que las sillas eran los protagonistas del Nacimiento fue sonado, igual que lo fue hace dos años, poco después del 1-O, la instalación minimalista con palos clavados con valores escritos como «justicia», «coraje», «fidelidad» o «ímpetu». Un año antes, en 2016, nueve esferas, simulando ser juguetes de bolas de nieve, contenían escenas navideñas. El estreno de los belenes transgresores fue obra del gobierno de CiU en 2004, cuando un butanero, un ejecutivo y otros personajes actuales acompañaron a María, José y el niño Jesús en el belén.
El pesebre del «trastero» se podrá visitar hasta el próximo 6 de enero. Quienes quieran podrán acercarse al Museo Marés, muy cerca de la céntrica plaza de la Ciudad Condal. Allí, la Asociación de Pesebristas de Barcelona expone también desde hoy, y a petición del gobierno municipal, un belén... «como Dios manda».