Joan Carles Valero - Letras expectativas

Arco iris metropolitano

En las autonómicas con visos de plebiscitarias de septiembre, el área metropolitana evitó la victoria independentista en votos

El abanico electoral del área metropolitana de Barcelona se antoja el arco iris, vistos los cambios de color experimentados en cada una de las citas en las que sus 3,2 millones de habitantes han ejercido su derecho a decidir: tres en siete meses. El tradicional cinturón rojo mudó a rosa en mayo, se tiñó de naranja en septiembre y ahora se ha tornado lila. En las municipales, los socialistas mantuvieron en un puño la rosa en sus principales feudos de L’Hospitalet, Cornellà, Terrassa, Sant Boi y Viladecans, entre otras poblaciones, aunque ERC obtuvo su mejor resultado. CiU ganó en el resto de Cataluña pero se hundió en el área metropolitana, especialmente en el Baix Llobregat. Y no ha levantado cabeza.

En las autonómicas con visos de plebiscitarias de septiembre, el área metropolitana evitó la victoria independentista en votos, poniendo de manifiesto, de nuevo, la existencia de una Cataluña política y electoral totalmente dual. El 27 S certificó la crecida de Ciutadans como fuerza que le disputa la hegemonía al PSC en la primera corona metropolitana, porque el partido naranja arrebató ese día a los socialistas el podio que atesoraban desde 1979 en las principales ciudades. Vistos los resultados del 20 de diciembre en la conurbación de la gran Barcelona, donde En Comú Podem ha arrasado y teñido de lila los 36 municipios del área metropolitana, a los alcaldes socialistas Núria Marín, Antonio Balmón, Jordi Ballart, Lluïsa Moret y Carles Ruiz se les complica el mandato en el caso de que esta marea de votos logre organizarse y les atenace por la izquierda, mientras Ciutadans hace lo propio por la derecha.

La versión catalana de Podemos no se presentó como tal en las municipales y en muchas ciudades hubo un lio tremendo porque aparecieron fórmulas paralelas, en ocasiones, con gran decepción para sus electores, como ha ocurrido en L’Hospitalet, donde los dos concejales electos de la candidatura Guanyem acaban de renunciar a su grupo municipal para integrarse en el equipo de gobierno socialista entre acusaciones de transfuguismo.

La imagen de Carmen Chacón, todo un icono del zapaterismo cuando embarazada ponía firmes a las tropas en Afganistán, se ha antojado excesivamente lejana en su propio feudo, la comarca del Baix Llobregat. Tal vez porque no le han perdonado que después de pisar con sus tacones de aguja las moquetas de la OTAN se fuera a una universidad de Miami a dar clases huyendo del sombrío panorama al que se enfrentaba el PSOE después de que Rubalcaba perdiera las elecciones. Los menesterosos siempre aprecian a quienes se arremangan ante la adversidad.

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