Salvador Sostres - Todo irá bien
Apagar el fuego
En la Barcelona de tantos políticos pirómanos, tenemos por fin a uno dispuesto a jugarse el tipo para apagar el fuego
La tarde del miércoles se declaró un incendio en el edificio contiguo a la sede del PP en Barcelona. Primer piso, sobre la pizzería Commendatore. El alcaldable Josep Bou tomó el extintor de su despacho, se encaramó por el andamio que cubría la fachada, y con la destreza del Caballero Legionario Paracaidista que fue, consiguió él solo extinguir el fuego y cuando los bomberos llegaron se encontrar el trabajo hecho.
Josep Bou Vila no es un político y por eso su presencia y su discurso resultan extravagantes entre las voces de sus adversarios, siempre entre los márgenes de la corrección política y muy parecidas. Bou es un empresario, acostumbrado a pagar nóminas y a defender cosas concretas; Bou es un valiente físico, por su formación militar, por su condición moral y porque cree que vivir merece la pena y que la libertad no es un derecho y tenemos el deber de salir a defenderla. Ni buscó la fotografía ni pensó en nada que no fuera apagar el fuego. Fue una reacción vital, de empresario que está acostumbrado a solucionarse sus problemas, de quien se crece ante el reto porque sabe que un hombre puesto ante la dificultad, ante el desafío del mal, tiene mucha más fuerza de la que imaginaba.
Si Bou fuera alcalde, éste sería su contrato con sus ciudadanos. Daría la cara por todos y cada uno de nosotros de un modo físico, entregado, aun exponiéndose a riesgos que no del todo pudiera controlar. Y no tendría que esforzarse porque está en su naturaleza ser directo, sincero, total. Tiene madera de héroe -cualquier empresario ha de tenerla- pero no para alardear luego, sino porque es así como fue educado, así como protege a su familia, así como ama a su patria y así como cree en Dios.
En la Barcelona de tantos políticos pirómanos, tenemos por fin a uno dispuesto a jugarse el tipo para apagar el fuego. Culminó además su gesta sin quitarse la americana en ningún momento. Entre okupas y manteros, y una alcaldesa indigente, prevalece pletórica la derecha.