Antonio Robles - Tribuna abierta
¡Vacunación ya!
El problema no es el número de vacunas, que también, sino su administración inmediata al 70 por ciento de la población para lograr la inmunidad de rebaño y con ella relanzar la economía
Ni un error más. Ante una emergencia, primero la vida, después y sólo después, la ideología y demás miserias humanas. Los datos son persistentes, no podemos engañarnos más, la tercera ola de la pandemia ha dejado claro que ninguna medida compatible con la supervivencia económica será suficiente para acabar con el virus y volver a la normalidad. O lo elimina la vacuna o destruirá todo cuanto hemos construido con afectos, relaciones, seguridad y comodidades. Una sociedad eternamente en cuarentena no es una sociedad, es una pesadilla.
Y ante la evidencia, ¿qué nos ofrecen nuestros políticos, además de enfrentarse entre ellos para ver quién se quita el muerto de encima? Un ritmo de vacunación matemáticamente desolador. Según los ritmos actuales y los cálculos matemáticos simulados, no llegaríamos a la inmunización de rebaño en años. El problema no es el número de vacunas, que también, sino su administración inmediata al 70 por ciento de la población para lograr la inmunidad de rebaño y con ella relanzar la economía.
¿Es de recibo que el mando único de la pandemia, ostentado por el Gobierno de España, siga excluyendo de la vacunación masiva a la sanidad privada cuando la pública está diezmada por la propia pandemia y los recursos técnicos y humanos son escandalosamente insuficientes? ¿Acaso no se hace la vacunación de la gripe de forma conjunta hace años con normalidad y éxito? ¿Qué es más importante, la ideología o la salud?
De hecho, es tan urgente e imprescindible llegar a la vacunación masiva, que no sólo se debería quedar en esa colaboración sanidad pública-privada sino ampliarla al Ejército, a colectivos de estudiantes de medicina adiestrados en cursos intensivos, ONG sanitarias y todo cuanto haga posible la eliminación de la pandemia.
¿Hasta esto son incapaces nuestros políticos?