Antoni Fernández Teixidó - Tribuna abierta

El peor gobierno en el peor momento

«La cuestión clave ahora es cómo salir del confinamiento masivamente, para, ganando la libertad, reconstruir la economía y no dar pasos atrás en el ámbito sanitario»

Antoni Fernández Teixidó

No resulta necesario extenderse sobre la naturaleza y el alcance de la grave crisis que padece el país. Si acaso difiere del resto del planeta es por su injustificable intensidad. Tampoco hay que esperar a su conclusión para disponer de un meditado balance de la acción del gobierno. Aun comprendiendo las dificultades objetivas de gestión en una situación tan extraordinaria, la critica es muy dura. Los errores de Sánchez y los suyos se cuentan por docenas. No se trata ahora de entrar en el detalle. La coalición socialista-podemita ha naufragado en el tratamiento de los problemas y en su resolución. Estaba escrito que un gobierno de socialistas y comunistas no era la fórmula idónea para hacer frente a la pandemia y a la durísima crisis económica que le acompaña. Seguro que han querido pero no han sabido. El andamiaje político e ideológico de este gobierno ha resultado una losa que la mayoría de países de nuestro entorno no ha tenido que acarrear. Un gobierno revolucionario con políticas conservadoras dictadas por el miedo a perder el control, fruto, éste, de una alocada aritmética parlamentaria.

La cuestión clave ahora es cómo salir del confinamiento masivamente, para, ganando la libertad, reconstruir la economía y no dar pasos atrás en el ámbito sanitario. En otras palabras, curvas controladas y bases económicas sólidas para salir del seísmo del Covid-19 . ¿Cómo se conjuga todo? ¿Cómo se avanza sin temor? ¿Qué garantías se dan a los ciudadanos para que puedan actuar con confianza? He aquí las preguntas decisivas. Ninguna prolongación pacata del confinamiento resolverá la situación. Hay que salir de él, confiando en la responsabilidad individual y personal de cada español. No se trata de reducir su campo de acción cotidiano, si no de ampliarlo en base a la expectativa que un comportamiento cívico generalizado debe inspirarnos. Se trata, justamente, de hacer lo contrario de lo que se preconiza: no apelar a los ciudadanos para que se queden en casa, sino animarles a vivir, trabajar y comportarse con el sentido común propio de una ciudadanía madura.

Esa visión está claramente alejada del intervencionismo, el autoritarismo y el izquierdismo consubstanciales al gobierno Sánchez. Es trágico, pero aunque quisieran no podrían actuar de otra manera. Devorados por una ideología insolvente, todo atisbo de libertad individual resulta sospechoso. Su anacrónico concepto de libertad es nuestra cárcel. Su pretendida superioridad moral de izquierdas es nuestra ruina. Pueden creerme si les digo que mi crítica no tiene nada de personal hacia los miembros del Gobierno. Es una mera constatación política. Respeto su dedicación y empeño, pero con los mimbres de su quehacer diario no se puede servir eficazmente a una sociedad tensionada, golpeada y aturdida por una pandemia a la que hay que hacer frente con inteligencia, atrevimiento y apostando por la libertad sin reservas. El gobierno social-podemita no está en condiciones de hacerlo. Lo que les decía, desgraciadamente el peor gobierno en el peor momento.

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