Antoni Fernàndez Teixidó - Tribuna Abierta
Pacto patriótico
Difícil votar sí o no cuando se conoce la gravedad de la situación económica y la pésima evolución de la mayoría de indicadores
Se presentó el plan de choque del Gobierno Sánchez en el parlamento el mismo día que el nuevo dato de inflación cuestionaba su eficacia. Respondió el Gobierno, tarde y mal. Aunque se reservó el tiempo suficiente para negociar en Europa, la oposición debió decidir en 24 horas, si se sumaba al pacto patriótico exigido por el presidente.
Difícil votar sí o no cuando se conoce la gravedad de la situación económica y la pésima evolución de la mayoría de indicadores. Tenían, algunos, la esperanza de que el Gobierno socialista, finalmente, rebajaría impuestos y lo haría como alternativa a la suicida política de subvenciones. Incluso creyó Alberto Núñez Feijóo que había llegado a un acuerdo con Pedro Sánchez en la última cumbre de presidentes autonómicos.
No sé cuánto más deberemos escribir para convencer a nuestros conciudadanos de que la reducción de impuestos es un anatema para la izquierda. Impugna su compresión de la economía y zahiere sus presupuestos ideológicos esenciales. No importa cuál es el grado de presión fiscal o el nivel de esfuerzo que padecen los contribuyentes. Un socialista cree que traiciona sus convicciones si rebaja impuestos. Es una inmutable regla de plomo. Perded toda esperanza. Todo gobierno izquierdista persigue una voraz recaudación para hacer frente a un desbocado gasto público, independientemente del sacrificio que comporte a sus conciudadanos.
Como suele hacer, Sánchez presenta su plan y exige su aprobación por consideraciones patrióticas y se escandaliza de que aliados y oposición vacilen ante tal emplazamiento. Sólo sería deseable tal pacto con políticas sensatas, convenientemente contrastadas, que ayudaran a crecer y salir de la crisis.
Un pacto patriótico es imprescindible, pero ha de servir para unir fuerzas en el centro y la derecha y derrotar a los socialistas en las urnas. Resulta fundamental vencer a Sánchez olvidar su gobierno y desterrar la política alicorta de impuestos elevados.