Antoni Fernàndez Teixidó - Tribuna Abierta

Cuánta confusión, cuánta impostura

Nos encontramos ante un nuevo tablero político donde el PSOE y ERC han dispuesto las piezas con una función distinta

Es difícil que los lectores de ABC en toda España imaginen el extraordinario impacto que la imprescindible abstención de ERC en la investidura de Sánchez ha supuesto en una parte del electorado de Cataluña. Los catalanes que en su día votaron −últimas elecciones autonómicas− por Cs, PSC, PP y una parte de la abstención andan sumidos en un denso desconcierto.

Después de la sentencia del Tribunal Supremo y de la necesaria interiorización que obligó a todos, independentistas y no independentistas, la estrategia seguida por Sánchez, aclamada por una gran parte del soberanismo, inaugura una nueva y complicada etapa. El grueso de los catalanes incluidos los socialistas puede que desconfíen del acuerdo, pero la realidad es que nos encontramos ante un nuevo tablero político donde el PSOE y ERC han dispuesto las piezas con una función distinta. El archireclamado diálogo, la mesa de negociación entre gobiernos, el debate abierto de todos los temas y finalmente el próximo encuentro de Sánchez con Torra han configurado un escenario donde resulta evidente que la normalización política del independentismo ha sido bendecida por el gobierno de España.

Con la actual evolución de las cosas, los catalanes sorprendidos empiezan a rumiar si su percepción crítica de los recientes acontecimientos acaecidos en Cataluña acaso era un tanto exagerada y se aprestan a esperar nuevos episodios. Intuyen que un hipotético futuro tripartito de izquierdas puede acabar resultando un mal menor. Se presume y acepta que tarde o temprano el PSC va a acabar impulsando esta alianza que nos retrotrae a gobiernos catalanes de pésima ejecución y trayectoria. No hace falta añadir que la esperada acción gubernamental de PSOE, Unidas Podemos y nacionalistas radicales no es evaluada por su pernicioso contenido político; éste pasa a un segundo lugar en Cataluña. El mantra tan en boga del obligado diálogo sin restricciones, sea cual sea su desenlace, parece vacunarnos de toda consecuencia que no sea la resolución del Procés.

Inquietos e indignados por el mensaje actual del presidente Sánchez, justo el contrario del que sostuvo antes y durante las elecciones, son cientos de miles los catalanes, inquietos e indignados, que musitan ¿un abandono más? Estamos acostumbrados. Ignorados ayer por los nuestros, olvidados hoy por los otros. Este mismo electorado no independentista que creía en la firmeza y justeza del combate contra el separatismo murmura resignado, Dios mío, cuánta confusión, cuánta impostura.

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