Antoni Fernàndez Teixidó - Tribuna abierta
Agendas manipuladas
Deberíamos concentrar la atención en encarar aquellos gravísimos problemas y no distraerse con políticas que propicien el enfrentamiento civil y la desunión entre españoles
Como es natural, la actualidad política marca la agenda de los medios de comunicación. Debería ser habitual que la exigencia de resolución de los auténticos problemas de los ciudadanos condicionara la agenda de los políticos. Debería ser así, pero no lo es en absoluto.
Sirvámonos del más reciente ejemplo: la ley de la memoria democrática. Atendiendo a las explicaciones de la vicepresidenta Calvo, llegamos a la conclusión de que se trata de una iniciativa imprescindible para la convivencia nacional, que al tiempo mejora la calidad de nuestra democracia. He aquí un discutible deseo piadoso y pienso que mas bien, esta ley será un instrumento contra la convivencia nacional que azuzará emociones y pasiones desbordadas, propias de un tiempo que no es el nuestro.
Si yo siguiera por esta vía, el lamentable objetivo de la manipulación política que gasta este gobierno condicionaría mi artículo y su lectura del mismo. Se trata, por lo contrario, de hacer ver que ante el conjunto de problemas que el Gobierno español debe afrontar, el susodicho proyecto es más un error que un acierto y que el presidente Sánchez lo defiende con la manifiesta voluntad de enturbiar el clima político y ocultar la verdadera naturaleza de los problemas que nos afectan. El PSOE y Unidas Podemos apuestan de nuevo por un mecanismo que permita revivir las funestas consecuencias del franquismo, cuando les convenga.
No haría falta decir que tenemos cosas más urgentes que abordar. Consideremos algunas: el balance que debe hacerse de la pésima gestión gubernamental de la Covid y el aprendizaje de las necesarias lecciones para superar con éxito la próxima oleada; las brutales cifras de paro y cierre de empresas resultado de la pandemia; la aprobación del presupuesto 2021 para resolver, como urge, las cifras de déficit y deuda pública; un plan de acción muy estudiado para aprovechar a fondo las ayudas europeas; la grave situación política en Cataluña, etc.
Deberíamos concentrar la atención de la ciudadanía, el esfuerzo del Gobierno y oposición, la energía de los medios y de nuestra sociedad civil, en encarar aquellos gravísimos problemas y no distraerse con políticas que propicien el enfrentamiento civil y la desunión entre españoles. Es inadmisible que el Gobierno manipule su agenda y la nuestra negándose a utilizar todos sus resortes en la resolución de los problemas que el país padece. Así nos va.
Estamos a tiempo de corregir el desvarío y hacer frente, legislativamente, a nuestra auténtica prioridad: salvar el país para que pueda conservar la memoria.