Ángel González Abad - LOS MARTES, TOROS
Los antis, la tortura y la cultura
Una intolerancia de quien no conoce, ni le importa, todo el significado de la Tauromaquia, el valor ecológico del toro y su cría, y hasta el poder económico
En Cataluña, los aficionados a los toros saben muy bien lo que es acudir a una plaza y que te insulten desde la impunidad. Durante años, a las puertas de la Monumental barcelonesa, un grupo de antitaurinos -los mismos siempre y bien protegidos por los mossos- han llamado asesinos, torturadores y lanzado todo tipo de recuerdos a la familia. Allí no pasaba nada, porque aquella performance no dejaba de ser el brazo violento de un cultivo político perfectamente urdido en esta tierra.
Viene este recuerdo por el manifiesto que esta misma semana han lanzado el catedrático y doctor antropólogo francés, François Zumbiehl, y el abogado y presidente de la Asociación Taurina Parlamentaria, Miguel Cid. "Los aficionados debemos tener el valor de no tambalearnos ante la avalancha de condena que los animalistas y antitaurinos hacen caer sobre nosotros. Es poco decir que nos demonizan. Nos excomulgan de la civilización con su moralismo y su intolerancia inquisitorial".
Una intolerancia de quien no conoce, ni le importa, todo el significado de la Tauromaquia, el valor ecológico del toro y su cría, y hasta el poder económico. Personalmente he soportado esos insultos durante años y en todo este tiempo no he visto a ningún antitaurino que fuera más allá de los insultos referidos y un look de camiseta manchada de pintura roja, lo que me reafirma en su utilización por otros hilos. Algo que va más allá de la cultura y de esa tortura con la que nos quieren marginar de una sociedad presuntamente pura.
Dice el doctor Zumbiehl y el gran aficionado Miguel Cid, que no debemos tambalearnos, y les puedo asegurar que el aficionado no se tambalea, que ha demostrado ese valor muchas veces, pero aquí falta un pilar fundamental de apoyo, que hasta ahora solo ha hecho que asomar tibiamente la patita. Si el sector -empresarios, figuras del toreo y ganaderos, principalmente- hubiera mostrado el mismo encono que quienes mantienen la Fiesta, ahora esa cantinela de ¡la tortura no es cultura! no seguiría sobre la mesa. Se lo aseguro.