Dos pistolas al amanecer

Entrar en política no implica renunciar al periodismo. Sí impone limitaciones. Por ejemplo: no interferir en problemas internos de otros partidos (copiar cien veces). No negaré que ahora mismo me gustaría poder decir todo lo que sepa y se me ocurra sobre la crisis Casado-Ayuso. Pero no estaría bien.

Sí quiero recordar que Isabel Díaz Ayuso convocó elecciones anticipadas en Madrid entre graves acusaciones contra Ciudadanos. Exactamente el mismo 'modus operandi' de Castilla y León, donde Alfonso Fernández Mañueco y Teodoro García Egea también dijeron cuánto quisieron. Pues yo digo, entonces y ahora como periodista, que la verdad, así sea tarde, siempre se abre paso. Que si existen estas canalladas entre compañeros de partido, qué no nos habrán hecho a Ciudadanos. Incluida la demolición del excelente y honrado (por nuestra parte) Gobierno de Castilla y León.

Cuando un tránsfuga de Ciudadanos al PP de Madrid se sumó a las excusas de Ayuso, para romper con Ciudadanos, de que Ciudadanos iba a romper primero, yo afirmé, y lo mantengo: «Cuando dos cosas no pueden ser verdad, una de las dos es mentira». Y añadí: «En otras épocas, esto se ventilaba con dos pistolas al amanecer».

No es que yo pretendiera resucitar los duelos en España. Sólo llamar la atención sobre el valor de la palabra en política. Parece una tontería, pero si no se le da importancia, al final acaban apareciendo las dos pistolas o algo que simbólicamente se le parece mucho.

Dios me libre de meterme en asuntos internos del PP. No debo, sé que no debo (copiar cien veces). Permítanme sólo este humilde apunte: si todo el mundo hubiera dicho siempre la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, en Madrid y en Castilla y León, ¿no sería mucho más fácil ahora saber a quién creer?

Anna Grau es dirigente de Ciudadanos y diputada en el Parlament.