Ángel González Abad - Los martes, toros
Picasso devuelve los toros a Barcelona
«Las tauromaquias de Goya y Picasso son dos de los avales que la Fiesta tiene como manifestación cultural»
Mientras la Monumental sigue en silencio, los toros han vuelto a la Ciudad Condal en estos días navideños. Y han vuelto de la mano de Picasso en su museo de Barcelona, que no es mal sitio para reivindicar la tauromaquia. Allí se muestra el impresionante legado que el genial artista ofreció a la ciudad, sus cuadernos de pruebas, los bocetos más íntimos, esos laboratorios portátiles, como denominan los expertos.
Entre todos los álbumes que se exponen se encuentra el dedicado a la figura de Pepe Hillo, un diestro que asentó las reglas del toreo en el final del siglo XVIII y que murió corneado en la plaza de Madrid en mayo de 1801. Y es precisamente la figura de José Delgado la que eligió Picasso para experimentar sobre el toreo y vincular su visión de todo lo que sucedía en la arena con la de otro genio, Francisco de Goya, que precisamente tuvo en Pepe Hillo a uno de los protagonistas de sus grabados.
Las tauromaquias de Goya y Picasso son dos de los avales que la Fiesta tiene como manifestación cultural. Por ley, la tauromaquia es cultura, pero tras esa norma, tan mal entendida por muchos, hay una realidad reflejada en las bellas artes.
Ahí están por derecho los apuntes de Picasso que hasta el mes de abril pueden admirarse en el museo de la calle Moncada, como pudo contemplarse la Tauromaquia de Goya en las salas de Caixafórum a los pocos meses de ejecutarse la prohibición política contra derecho de las corridas de toros en Cataluña, en aquella exposición de un centenar de obras del Museo del Prado con las que Don Francisco, el de los toros, deslumbró a Barcelona.
Ahora, los toros vuelven de la mano de Picasso, que no es mal introductor.