Ángel González Abad - Los martes, toros
La monumental, confinada
«Ojalá que llegue el día en que recordemos lejano el confinamiento. En el trabajo, en la familia, amigos... cines, teatros, restaurantes, bares...»
A pesar de Torra, comenzamos a ver la luz al final del túnel del confinamiento . Los niños, primero; después, un lento y largo camino por delante. Ya veremos hasta dónde y hasta cuándo, que la convivencia con el maldito virus se prevé larga y difícil. Llevamos más de un mes confinados y no es cuestión de echar lo conseguido por tierra por una relajación. Niños, mayores, fábricas, comercio, ocio, hostelería... Parados, caída del PIB, endeudamiento, y la vida en medio de una tragedia de enfermedad y muerte , de duelo escondido.
Y a pesar de todo, esa lucecita que tanto necesitamos para mantenernos firmes. La desescalada, esa imposición que la RAE no recomienda utilizar, los candados que cerró el estado de alarma y que se deben ir abriendo. Ojalá que llegue el día en que recordemos lejano el confinamiento . En el trabajo, en la familia, amigos... cines, teatros, restaurantes, bares... La vuelta a la libertad de movimiento, aunque esa libertad seguirá teniendo un punto negro, que va a mantenerse en un confinamiento y que nada tiene que ver con los plazos para la recuperación de la normalidad social que nos permitirá la evolución de la pandemia.
La Monumental de Barcelona y los aficionados catalanes seguirán en ese confinamiento obligado que nació de una decisión política contra derecho y que ahora mantiene el miedo empresarial a la situación política, social y económica en que devino el procés. Venceremos al coronavirus, con su larga estela de dolor y muerte , y afrontaremos la hecatombe económica que ya tenemos encima. Es cuestión de tiempo y de decisiones que hagan más o menos duros los plazos. Y mientras tanto, la Monumental seguirá confinada , vacía, en silencio. Esa soledad que no es capaz de esconder una libertad arrebatada a un puñado de catalanes que, aún ahogados por el virus, seguirá clamando por una pasión que sigue confinada.