Ángel González Abad - Los martes, toros

Las manos de Pilatos

«En Gijón, los aficionados sufren la decisión de su alcaldesa de suprimir de un plumazo las corridas de toros en la plaza de el Bibio, propiedad municipal»

La feria taurina en honor a la Virgen de Begoña de Gijón, en 2016 EFE

Ángel González Abad

En Gijón, los aficionados sufren la decisión de su alcaldesa de suprimir de un plumazo las corridas de toros en la plaza de el Bibio, propiedad municipal. El mismo desasosiego que se vivió en Cataluña, pero sin el debate político previo que se dio aquí para acabar todo en una gran mentira política. No hay similitud en los procesos, pero el final va a ser el mismo: estocada a la Fiesta.

En Gijón, anda la ciudad levantada, los hosteleros han dado el paso adelante y sin querer entrar en el manido debate de sí o no a los toros, han puesto sobre la mesa números, lo que significa la feria taurina, la riqueza que general, el empujón económico que llega para dar colofón a un buen verano, y también la preocupación por los proyectos que la regidora tiene para la plaza.

En Cataluña, todo el engranaje sociopolítico se escondió, incluso cuando el Tribunal Constitucional tumbó la prohibición. Pesaba, y pesa más, el miedo a la situación sociopolítica.

Pero en los dos escenarios nos encontramos con un Pilatos que se lava las manos, que hace como que quiere mantener su dignidad cuando la realidad es que se convierte en el actor principal del acoso y derribo a la tauromaquia. Es el Partido Socialista. En Cataluña, con la C final, estuvo anunciando que se opondría a la abolición y cuando llegó el momento definitivo, ¡ Zas! la libertad de voto, su particular ataque de dignidad, que acabó con el cerco impuesto por el nacionalismo.

En Gijón, la alcaldesa socialista ha dado el paso para erradicar las corridas de toros, y nadie que viva, y bien, respaldado por las siglas y sea aficionado, que los hay, y muchos, ha dado un paso al frente para imponer cordura, o al menos para explicar la postura de un partido que se lava demasiado las manos, y prefiere mirar hacia otro lado que coger al toro por los cuernos. Será el virus.

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