Ángel González Abad - Los martes, toros

Un 'desperta ferro!' cada vez más fuerte

En el final de la feria de la Magdalena disfrutaron de la genialidad de Morante y del empaque de Manzanares

El diestro Morante de la Puebla, durante el sexto festejo de la Feria de la Magdalena Efe

No decae ni la tensión ni la pasión entre los aficionados catalanes, ahogados ahora por la decisión empresarial de no dar toros, pero con la misma fuerza de recuperar lo que consideran algo íntimamente suyo. Y el pasado domingo, como aquellos almogávares, los temibles guerreros de la Corona de Aragón que combatían a pie con espadas y aterradores gritos que sembraban el miedo entre sus enemigos, comenzó, una temporada más, el exilio taurino.

Hasta la plaza de Castellón se fueron con su 'desperta ferro!', que lejos de producir terror despierta la solidaridad de los públicos, que acogen con cariño a quienes tienen cercenada en su tierra la libertad de ir a los toros. En el final de la feria de la Magdalena disfrutaron de la genialidad de Morante y del empaque de Manzanares. El madrugón y las horas de autobús de ida y de vuelta a Barcelona, merecieron la pena. Y no dejaría de ser un viaje más si no fuera por todo lo que subyace en ese desplazamiento: lamentables mentiras políticas con altas dosis de dogmatismo ideológico que desencadenaron la sinrazón de una prohibición en donde se presumía de ser tierra de libertades y en donde el cumplimiento de leyes y sentencias judiciales parece algo olvidado.

Ese infatigable núcleo de aficionados que es la Unión de Taurinos y Aficionados de Cataluña (Utyac) está decidido a mantenerse vivo. A la presencia en la plaza de Castellón seguirán otras. La Misericordia de Zaragoza, los circos de Arlés y Nimes o la alegría con que se vive la Fiesta en Ceret, conforman las plazas colindantes en donde seguirán siendo acogidos con grandes gestos solidarios. Un respeto y una generosidad que la resistencia catalana encuentra siempre de los que comparten tendidos y gradas. Pocas veces de un sector que si se puso de perfil durante todo el proceso que desembocó en la abolición, se volvió totalmente de espaldas después, cuando una sentencia del Constitucional tumbó aquella prohibición del Parlament.

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