Ángel González Abad - Los martes, toros
Los correbous en suspenso
«Las asociaciones taurinas, las peñas en torno a los correbous, iban a vivir con más pasión si cabe toda la herencia ancestral que significa la cultura del toro en la calle»
El pasado mes de septiembre, con más abstenciones que votos a favor, el Parlament aprobó una resolución por la que se instaba al Govern a prohibir los festejos de correbous . Hubo división entre los grupos independentistas y una inmediata contestación en las zonas en las que estos festejos taurinos son una arraigada tradición, especialmente en las Tierras del Ebro.
El ataque al toro en la calle quedó en suspenso . Vista la enconada defensa que se hizo en los pueblos en los que los correbous son algo más que una simple afición, aconsejó a la clase política a dejar las cosas como estaban, que el vivero de votos en el Delta no es cuestión baladí.
Son casi quinientas las fiestas de toros que cada año se celebran en tierras catalanas, y los lugares en donde se repite esta tradición no están dispuestos a que una decisión política las prohíba , como hizo con las corridas de toros una decisión del Parlament, que una sentencia del Constitucional demostró que no era legal, que en aquel día de julio de 2010 los parlamentarios catalanes votaron contra derecho.
Iba a ser este verano de 2020 una reivindicación de las fiestas de toros que perviven con excelente salud en muchos pueblos catalanes. Las asociaciones taurinas, las peñas en torno a los correbous, iban a vivir con más pasión si cabe toda la herencia ancestral que significa la cultura del toro en la calle. Pero durante este verano, las vaquillas, los toros ensogados, los de fuego, casi con toda seguridad, no van a correr por las calles de La Aldea, Alcanar, Deltebre o Amposta, lo que los aficionados conocen como la “Meca taurina” de Cataluña. El maldito virus, que nos ha inundado de luto, dolor, enfermedad y muerte, se los va a llevar por delante . El futuro sigue ahí.