Ángel González Abad - Los martes, toros

Se busca presidente

«La Federación no solo no se rindió ante el acoso nacionalista a la Fiesta, sino que plantó siempre cara y enarboló en soledad, sin el respaldo del sector, una lucha titánica que sigue manteniendo viva»

Ángel González Abad

Con elecciones catalanas a la vista, la Generalitat no es la única institución que busca nuevo presidente. Salvando las distancias, los aficionados taurinos también quieren encontrar un abanderado que lleve las riendas de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, que se encuentra sin titular desde hace unos meses, desde que el infatigable Paco March decidió que su etapa al frente ya había concluido.

Está claro que la ausencia de presidente en la Federación Taurina no tiene nada que ver con destituciones judiciales ni con inhabilitaciones, ni con otro tipo de desórdenes a los que tan acostumbrados nos tiene nuestra clase política cuando se hace con el poder en esta Cataluña convulsa. El trabajo en la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña ha sido duro desde hace mucho tiempo, duro y con la firmeza de quienes han defendido siempre la libertad usurpada por mentiras políticas a miles de aficionados.

La Federación no solo no se rindió ante el acoso nacionalista a la Fiesta, sino que plantó siempre cara y enarboló en soledad, sin el respaldo del sector, una lucha titánica que sigue manteniendo viva. El trabajo de presidentes como Juan Segura Palomares, Luis María Gibert y el propio March, ahí queda. Su batalla constante contra la sinrazón de un ataque a la Fiesta que poco tenía que ver con una pretendida defensa animalista. Desde la Federación se impulsó una recogida de firmas que puso en marcha la iniciativa legislativa en el Congreso de los Diputados, que derivó en la declaración de la tauromaquia como bien cultural.

Ahora, la entidad que aglutina a la decena de peñas y sociedades taurinas que siguen vivas en Cataluña, busca un nuevo presidente. No es fácil en las circunstancias actuales hacerse cargo en un ambiente tan hostil. Pero el peso de esa parte de la historia de Cataluña que es todo lo que ha sucedido en sus plazas y en sus calles con el toro como protagonista es tan grande, tan apabullante, tan verdad, que debe convertirse en el puntal para seguir luchando por el futuro.

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