Ángel González Abad - Los martes, toros
Barcelona, de otoño y oro
La resistencia sigue viva, y más en otoño, que tiene en la Casa de Madrid en Barcelona un auténtico centro de acogida de aficionados
Pese a todo, Barcelona sigue enfundándose cada mes de noviembre su vestido de otoño y oro. En ese todo entra desde la mentira política que llevó a una prohibición contra derecho de las corridas de toros, hasta la prohibición de facto por el miedo empresarial a abordar una programación taurina en la Monumental. Y frente al todo, lo que muchos podían esperar era la nada, y nada más lejos de la realidad.
La resistencia sigue viva, y más en otoño, que tiene en la Casa de Madrid en Barcelona un auténtico centro de acogida de aficionados. Allí, desde el pasado día 5, y durante todos los viernes de noviembre, se celebra una nueva edición de aquella Feria de Otoño que creó hace más de tres décadas el inolvidable Luis María Gibert, y que ahora pilota el infatigable Fernando del Arco. Cuatro noches de toros, de reivindicación y lucha, de pequeñas dosis de nostalgia para afianzar el presente y soñar con el futuro.
El recuerdo emocionado a Enrique Patón abrió la presente edición, que tuvo como protagonista a la edil del Ayuntamiento de Barcelona, psicóloga y aficionada por herencia directa, Marilén Barceló, que habló de ese esportón que sigue parado en su despacho, «triste porque hace años unos políticos atrevidos e ignorantes nos quitaron la libertad de ir a los toros y aunque otros políticos nos la devolvieron, quien tiene las llaves de la plaza no quiere abrirla».
Brillante estuvo el joven Gerard Mas la pasada semana al abordar de forma apasionada y erudita 'Machaquito y Bombita, los últimos toreros antiguos' y la importancia que tuvieron los dos en la evolución del arte de torear, oscurecida por la personalidad de Joselito y Belmonte.
Para el próximo viernes, Nicolas Sampedro nos sumergirá en la figura malograda de Manuel Granero, y el broche el día 26, con la presentación del libro 'El fin de la Fiesta', de Rubén Amón.
La fuerza de la afición se mantiene firme e ilusionada.