Ángel González Abad - Los martes, toros
Aquella Esquerra con Maragall y Montilla
«Sirva de ejemplo, que lo sucedido con los toros aquí puede ser espejo de lo que viene»
Corrían los últimos meses de 2004 cuando Esquerra dio el primer golpe para prohibir los toros en Cataluña. En su propuesta ante el Parlament, que finalmente quedó en agua de borrajas porque la legislatura no presidida por Maragall no dio para más, llegaba a comparar a la tauromaquia con el maltrato a mujeres, ancianos y niños, y hasta con la ablación. No se andaban con chiquitas, y el entonces diputado Oriol Amorós, hoy flamante secretario de igualdad, migraciones y ciudadanía de la Generalitat, batallaba contra las corridas de toros en aquel primer tripartito.
Recuerdo un debate en la redacción de ABC del paseo de Gracia en el que el representante de ERC se mantuvo firme frente a todos los argumentos a favor de la Fiesta que le lanzaban tanto el ganadero Victorino Martín como el diestro Luis Francisco Esplá. No había diálogo, solo imposición, como al final sucedió en julio de 2010 con la votación en el Parlament que sentenció las corridas de toros. Habíamos pasado de legislatura, pero no de modos. Esquerra y PSC presentes en una Generalitat presidida entonces por José Montilla.
Y ese tándem político se puede mantener para investir al presidente del Gobierno de España. Las cosas han cambiado, es cierto. El horizonte es otro, pero el modus operandi puede ser el mismo. Tras aquella prohibición llegó una sentencia del Tribunal Constitucional que echaba por tierra la abolición, y de poco ha servido. El miedo político sigue como una espada de Damocles a la hora de organizar de nuevo una corrida de toros en Cataluña.
Sirva de ejemplo, que lo sucedido con los toros aquí puede ser espejo de lo que viene. Libertades perdidas, acoso y derribo.