¡Va por 2020!

Quiero salirme de la tormenta política que nos envuelve para desear lo mejor para el año 2020 que comienza ya. Y si estoy convencido de que los toros fueron la excusa perfecta, uno de los bastiones del nacionalismo catalán para marcar diferencias con el resto de España, quiero seguir alentando a todos esos catalanes que se sienten huérfanos y desamparados en su resistencia a favor de la Fiesta.

Seguro que en el inmediato 2020, se van a plantar en Barcelona todas, o casi todas, las figuras del toreo, secundados por los ganaderos de postín y los empresarios de las plazas más importantes. Todos vendrán para exigirle a Balañá III que reabra la Monumental. Que no hay impedimentos legales para celebrar corridas de toros en Cataluña.

Y Pedro Balañá, el nieto de Don Pedro, dejará aquello del «de momento, no», y atenderá al sector que, como nunca va a volcarse por defender a los aficionados que durante años han seguido luchando por mantener viva la llama táurica en esta tierra. El tercero de los Balañá, en homenaje a su padre y a su abuelo, anunciará una corrida como aquellas ocho y hasta de doce toros, encabezadas por Manolete, Pepe Luis y Domingo Ortega. Ahora con José Tomás, Morante, El Juli, y hasta Talavante, que volverá a los ruedos para la ocasión.

Seguro que, además, dentro de unas semanas, el Ayuntamiento de Olot dará luz verde a la petición que hizo la Fundación Toro de Lidia para celebrar una corrida de toros en su plaza.

En el Parlament, se revocará la orden dada al Govern para que los correbous se prohíban, y todos asumirán la responsabilidad de aquella votación que supuso la prohibición ilegal de las corridas de toros, a la vez que se reconocerá la aportación de Cataluña a la tauromaquia, en todas sus manifestaciones.

...que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son. Y a veces, hasta se cumplen.