Alcaldesa

En una entrevista al Corriere della Sera, Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, que por lo visto no tiene abuela, afirma que “soy el rostro de la nueva Europa”. Y añade que defiende una modernización de la Administración “en repuesta a la crisis de la democracia formal”.

Mal va Europa si Ada Colau se convierte en el “rostro de la nueva Europa”. ¿De qué estará hablando la alcaldesa? ¿Quién le ha dicho a la alcaldesa que la “democracia formal” está en crisis? El peligro, para la democracia, reside en quienes –el movimiento o partido o lo que sea que encabeza Ada Colau- predican procesos “deconstituyentes” y reivindican la “energía constituyente en América Latina o el norte de África”. ¿Adivinan por dónde va la cosa? El primer teniente de alcalde de Ada Colau prosigue: en “Cuba, la revolución… desató numerosas transformaciones… estos cambios en la Constitución material se hicieron por vía legislativa y administrativa” y en “Yugoslavia se desarrollaron formas constitucionales novedosas”. Nos vamos aproximando al objetivo: “El constitucionalismo de tercera generación”. ¿Dónde? Bolivia, Ecuador y Venezuela. La Constitución bolivariana de 1999: “democracia participativa o `protagónica´… mecanismos correctivos de la democracia participativa… mayor y mejor reconocimiento de los derechos… reconocimiento de la participación popular”. ¿De verdad que la “nueva Europa” se merece eso? Por lo demás, ¿dónde está la modernización de la Administración de la alcaldesa? ¿Quizá en la política de desacreditar y substituir símbolos constitucionales? ¿Quizá en la incapacidad de negociar y aprobar los Presupuestos, el Plan de Actuación Municipal o el Plan de Inversiones? ¿Quizá en la guerra contra el turismo y los hoteles que llega al extremo de no conceder licencias de obras para evitar su construcción? Y los manteros a su aire. Y si hay que pagar el consumo eléctrico de algún local okupado, se paga. Que para eso son activistas de la izquierda alternativa. ¿El futuro de la nueva Europa. Pobre Europa.