Alberto Villagrasa - Tribuna abierta
La miseria del coronavirus
En circunstancias de extrema gravedad como la que vivimos, muchas veces surge lo peor de algunas personas
Estos días estamos viviendo una crisis sanitaria nacional e internacional importante con el “coronavirus” y vemos como desde todos los niveles de responsabilidad política se trabaja para implantar medidas para luchar contra este virus. Desde la Unión Europea, pasando por los gobiernos de todos los países, las comunidades autónomas, los ayuntamientos y la sociedad civil en su conjunto, están intentando fijar todos sus esfuerzos en mitigar esta crisis mundial. Se podrá estar de acuerdo o criticar algunas de las medidas que se están tomando, se podrá criticar la falta de celeridad en poner alguna medida en marcha; pero lo que no se puede negar son los esfuerzos que se están realizando por parte de todos. De forma especial, hay que reconocer la labor de todo el sector sanitario, desde científicos, médicos y todo el personal de enfermería. Esta conjunción de esfuerzos demuestran la gran capacidad de colaboración y esfuerzo colectivo que puede tener el ser humano ante un problema mundial.
Pero en circunstancias de extrema gravedad como la que vivimos, muchas veces surge lo peor de algunas personas. De forma incomprensible, hay personas que son capaces de querer aprovecharse de las personas más débiles y más necesitadas de ayuda. Con la crisis del “coronavirus” también se está dando este problema donde la miseria más ruin de algunas personas sale a relucir. Algunas de estas acciones se están dando por la red con mensajes de wassap o a través de correos electrónicos, suplantando la identidad del Ministerio de Sanidad o del gobierno de la Generalitat de Cataluña con la intención de robar todos nuestros datos personales. En este caso, las advertencias por parte de la administración no han tardado en salir públicamente por diferentes medios de comunicación avisando de este tipo de delito informático.
Otra de la casuística delictiva que se está dando de la forma más miserable y carroñera es intentar aprovecharse de las personas mayores, el colectivo más débil en la crisis del virus del “coronavirus”. Delincuentes, de la más baja calaña moral, se hacen pasar por profesionales médicos o en visitadores voluntarios para entrar en las casas de las personas más mayores con la excusa de que van a hacer la prueba del “coronavirus”. Y una vez dentro, robarles todo lo que puedan sacar o timarles con un falso tratamiento. Aprovechar se una persona mayor, jugando con su miedo y su salud, solo lo puede hacer, y perdón por la expresión, un desagraciado sin escrúpulos.
Además de todo el despliegue médico y de prevención que se está realizando, hay que afrontar este problema tanto a nivel informativo desde los diferentes medios de comunicación como desplegando los medios policiales posibles para luchar contra estos delitos fraudulentos. Tanto los delitos que se dan por la red como los que sufren las personas mayores en sus domicilios han de ser objeto de diferentes planes de choque se seguridad. Para ello, en lo referente a la protección de las personas mayores, es importante que la policía realice un plan de seguridad en coordinación con los cuerpos de policía municipales precisamente por su proximidad con el ciudadano. Pero esta necesidad se ha cubrir ya sin más demora en el tiempo. Con los delitos informáticos, es importante intentar rastrear la navegación de esos mensajes y ver si es posible cortar su presencia en la red y detectar el origen de ellos (cosa que realmente es dificultosa).
Se hace difícil pensar que en momentos tan delicados como los que estamos viviendo, existan personas que piensen y planeen con toda la intención y premeditación posible el aprovecharse del miedo y de la necesidad de la gente y de forma más concreta, de nuestros mayores. Esta es la miseria humana del “coronavirus”.
Alberto Villagrasa es expdiputado del PP en el Parlament y experto en seguridad