Santi Rodríguez - Tribuna Abierta
Agónicas legislaturas
El Govern administra el día a día sin ninguna otra ambición. Quizás el ejemplo más ilustrativo es la ausencia de proyecto de presupuestos
Se ha instalado en la opinión pública que el Parlamento de Cataluña está prácticamente cerrado y no cumple con sus funciones. Si bien, estrictamente, es una afirmación falsa, no deja de ser cierto que el interés de la mayoría parlamentaria no es que la legislatura transcurra con cierta normalidad. De hecho, repiten insaciablemente que estamos en una situación de excepcionalidad,los hechos así lo demuestran, y no por la situación judicial de los miembros del anterior Govern o de la Mesa del Parlament, sino por el interés de la mayoría separatista de utilizar las instituciones de forma partidista. En esta situación se encuentra, no sólo el Parlament, sino también el Govern y otras instituciones catalanas.
El Govern administra el día a día sin ninguna otra ambición. Quizás el ejemplo más ilustrativo es la ausencia de proyecto de presupuestos, la ley más importante de cualquier gobierno, donde fija sus prioridades y asigna recursos. El Parlament tramita alguno de los proyectos legislativos trasladados por el Govern, pero el énfasis está en otros sitios, por ejemplo, en las comisiones de investigación tan peregrinas como sobre los atentados de Barcelona, el proyecto Castor, la aplicación del artículo 155 y la que se avecina con la de «las actividades ilegales de la Monarquía», que como todo el mundo sabe es competencia de la Generalitat.
Entre bastidores independentistas, el rifirrafe está en cuándo convocar nuevas elecciones: durante o al final del juicio, después de la sentencia, cuando al president huido le vaya bien o cuando le apetezca al president provisional, porque lo que está claro es que, gobernar, que es la función que tienen encargada, no les apetece para nada.
En esta tesitura se encuentra también el Gobierno de Pedro Sánchez, básicamente, porque su continuidad depende de la continuidad del Govern independentista, si bien ha presentado proyecto de presupuestos, su aprobación está en las mismas manos que le confiaron de forma envenenada como presidente.
Ambas legislaturas agonizan a la espera de algún desencadenante que propicie nuevas elecciones que, al menos permitan a la ciudadanía vislumbrar un horizonte más prometedor que el actual.