Ángel González Abad - Los martes, toros
La afición no se rinde
Si no se rindieron cuando el Parlament prohibió las corridas de toros en Cataluña, allá por julio de 2010, menos iban a hacerlo ahora con la ley de su parte
Los aficionados siguen en pie. Si no se rindieron cuando el Parlament prohibió las corridas de toros en Cataluña, allá por julio de 2010, menos iban a hacerlo ahora con la ley de su parte. Han pasado todo este tiempo en soledad, y en soledad siguen batallando por una pasión. Ahora más que nunca.
Aquí, el único que se ha rendido sin plantar batalla ha sido el propietario de la plaza de toros Monumental de Barcelona, el coso al que todos los aficionados de esa resistencia ejemplar sueñan con volver. Balañá III se ha plegado ante una situación política, social y jurídica que no le "aconsejaba" echarse p'alante como los buenos toreros y ha preferido eso que aprendió tan bien de la muleta retrasada. La Monumental seguirá cerrada, pero los toros no están prohibidos en Cataluña, y por eso la actividad sigue viva. La Escuela Taurina de Cataluña mantiene sus clases en estrecha colaboración con la de Nimes y entre sus alumnos ya hay firmes esperanzas como Manuel de Reyes, que encandila a cuantos le ven torear. De igual forma, sigue adelante la quinta edición del Curso de Aficionados Prácticos de Cataluña, y no deja de ser casi un milagro que los actos en torno a una mesa para hablar de toros no tengan solución de continuidad.
La pasada semana fue en L'Hospitalet, en la peña Ángel Lería de Zarzacapilla, en donde Jano Gash y Joan Adell, con la voz de la jurisprudencia, analizaron la situación tras la sentencia del Tribunal Constitucional, y en el mismo foro se rindió homenaje a Fernando Robleño, un valiente nada acostumbrado a volver la cara, como es norma entre todos los que luchan por la Fiesta por estos lares. Y aún hay más, el próximo viernes, se presentará en Barcelona, en los locales de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, la feria de la localidad francesa de Istres, que cada año coge más impulso.
Lo demuestran cada día los aficionados, aquí nadie se rinde. Solo Balañá.