CRÍTICA DE TEATRO
Abrazos a la autoayuda
El discurso 'trascendente' de su autor nos sonó cercano a esos libros de autoayuda que 'vulgarizan' los grandes textos filosóficos
Leo en el programa que es la primera vez que una obra de Ivan Viripàiev, dramaturgo ruso afincado en Varsovia, se representa en lengua catalana y que el autor de la traducción es Miquel Cabal Guarro, toda una garantía de fiabilidad en la traslación del texto. Charlie (Martí Salvat), Mónica (Paula Malia), Amy (Alba Pujol) y Krystof (Joan Solé) se dirigen al público en un espacio desnudo para desnudarse personalmente.
Los tres primeros malviven en Nueva York y el último, Krystof, acaba de llegar a la ciudad de los rascacielos . Hay pocos cielos en unas existencias que remiten más bien a los subsuelos de Dostoievski. Mónica ha abortado y rompe con Charlie, su pareja que está enrollado con Amy: esta chica serbia, que ha hecho de la promiscuidad la forma de no estar en ningún sitio, se lleva a su cama al recién llegado Krystof.
Cuatro vidas enlazadas por la desgracia y el sexo sin alegría acabarán volando a Berlín impulsadas por una voz de otra galaxia que les impele a atravesar sus infiernos para poder sentirse vivos… Viripàiev aborda el desafío filosófico que Camus planteaba en 'El mito de Sísifo', pero su desarrollo decae en un lenguaje que nos recuerda al misticismo hippy años sesenta con su panteísmo de un benéfico universo que nos acoge y los abrazos purificadores. La reiteración de ese sesgo redentorista, muy propio del alma rusa, corre el riesgo de sonar un poco cursi para culminar en una conclusión un tanto desconcertante.
Buenas interpretaciones del cuerpo actoral , magnífico manejo de la luminotecnia sobre un espacio escénico que, a fuerza de evocar otros planetas, en algún momento podría recordar a 'Encuentros en la tercera fase' y una guitarra eléctrica -excelente Jordi Busquets- que en sus fases musicales más estridentes tapa en algún momento las intervenciones de los actores.
Aunque solo dura hora y media, se nos hizo 'insoportablemente larga': el discurso 'trascendente' de su autor nos sonó cercano a esos libros de autoayuda que 'vulgarizan' los grandes textos filosóficos. El Nuevo Drama Ruso, corriente dramatúrgica en la que se sitúa Viripàiev, no cumplió las elevadas expectativas.