Spectator in Barcino
Viejas canciones, nuevas elecciones
Lo del Frente Democrático, por no llamarlo Frente Popular o Movimiento Nacional, le ha durado cuatro Telenotícies, aunque la canción seguirá sonando en el Hit-Parade Antifascista
Erra que Erra y la extrema derecha (11/06/2023)
Juana Dolores, efectos especiales en TV3 /5/06/2023)

Doña Erra que Erra no defraudó a su público en su primera actuación, que es lo exigible a quienes viven del espectáculo (en su caso, generosamente remunerado). En su discurso para menos de la mitad de los catalanes se reveló una digna sucesora, de la presidenta condenada. Clamó contra los «ataques ilegítimos» -aplicar la justicia- e «injerencias inaceptables» -separación de poderes- que derribaron de su pedestal a la Mágica Borras. Por si no quedaba claro su papel en el tinglado de la farsa, abrochó la arenga con un «¡Visca Catalunya lliure!».
Al día siguiente, Erra que Erra volvió a demostrar de forma meridiana que no actúa para esos malos catalanes que no portan lacito, pero tampoco para el presidente Pere Aragonès. Como segunda autoridad de Cataluña salió volando a Bélgica para ponerse a las órdenes de Carles Puigdemont, aquel al que los catalanes sin estrella tachan de fugado, aunque todo el mundo sabe que, como el carismático Perón, retornará algún día para regir los destinos de su patria. Lo cree, inasequible al desaliento, Erra que Erra. Los malos catalanes piden también el retorno de quien se largó agazapado en el asiento de atrás de un coche… Pero con una aviesa intención: que rinda cuentas a la justicia por el golpe de 2017.
Relegado a segundo plato institucional por Erra que Erra, Aragonès sobrelleva una mala racha. Después de recuperar la ley de Claridad y que nadie le siguiera la conversación, entonó con Pedro Sánchez -su «mig amic»- la canción 'Que viene el PP y la extrema derecha': propuso un Frente Democrático para revitalizar su alicaído mandato.
Lo del Frente Democrático, por no llamarlo Frente Popular o Movimiento Nacional, le ha durado cuatro Telenotícies, aunque la canción seguirá sonando en el Hit-Parade Antifascista: ni Sánchez ni sus aliados de la extrema izquierda y los partidos separatistas tienen otra cosa que cantar, con la ducha escocesa que les está cayendo. No es ningún secreto que otra de las canciones que tararean los de la bandera estrellada es aquella tan antigua de cuando los hijos de Pujol eran unos chavales: 'Hoy paciencia, mañana independencia'. Aunque en algunos corrillos, sobre todo de Junts, cantan también el 'Ho tornarem a fer'. Aragonés quiere componer un mix con ambos temas, pero el refrito canoro suena tan mal como un karaoke de cuñados.
La primera en la frente del Frente como se llame llegó de Ripoll: la candidata municipal de Junts, siguiendo el consejo de la condenada Borràs, no se sumó al cordón sanitario de Esquerra, PSC y la CUP contra la xenófoba Sílvia Orriols y la hizo alcaldesa. Lo habíamos advertido: Junts es más un movimiento de corte populista en torno al Fugado donde el pensamiento ultra (Borràs, Nogueras, Erra que Erra, Castellà, Canadell) convive más mal que bien con el pujolismo emboscado (Mas, Trias).
La segunda en la frente del Frente le cayó a Aragonès desde las diputaciones donde el PSC practica el añejo «divide y vencerás». Al igual que el bolero 'Corazón loco' pacta en Barcelona y Gerona con Junts y en Lérida y Tarragona con Esquerra. Lo que tiene gracia de los socialistas es su desparpajo para denostar al PP por haber pactado con Vox en Castilla León y Valencia –'Que viene la extrema derecha' (extended version)- mientras Sánchez y su ególatra resistencia han contado en el gobierno con ministros de extrema izquierda y el apoyo parlamentario de Esquerra y esa cosa llamada Bildu con terroristas con delitos de sangre en sus listas electorales.
Pero dejemos a Pedro y volvamos a Pere, el atribulado President. Además de las municipales en las que Esquerra perdió trescientos mil votantes y unas generales a las que volverá Rufián porque el banquillo no da para más, gobernar en minoría -¡diga 33!- obliga a un cambio de gobierno: Jordà se va a Madrid de segunda de Rufián -¡suertuda!- y deja la sequía a medio abordar. Quita al quemadísimo González-Cambray y pone a Anna Simó, que acaba de cumplir cuatro meses de inhabilitación por tramitar las leyes de desconexión. Ester Capella sustituye a un tal Fernández, efímero consejero de Territorio siempre vestido de boda.
La tercera en la frente del Frente aconteció en el Saló de Cent. Urde un frente de su candidato Maragall -el que nunca dimite- con Xavier Trias y Collboni le birla la alcaldía con los votos de los comunes y el PP. Daniel Sirera supo jugar las cartas: nos libra de un gobierno municipal independentista y envía a Colau a la oposición (de donde nunca debió salir).
Con el Frente desarbolado Aragonès habrá de acometer la travesía por el desierto. Aseguran los maledicentes que su gobierno, como los entrenadores fracasados, no se comerá los turrones. Hasta que eso suceda, para distraer al personal, seguirá tarareando 'Que viene la extrema derecha'. Ai, Pere, quina por!