Colau, Collboni y Trias defienden modelos de Barcelona antagónicos en el debate decisivo de TV3

Fuego cruzado y sin un claro ganador. Los siete candidatos a la alcaldía de Barcelona pusieron sus cartas sobre la mesa en el debate de TV3, celebrado la noche de este miércoles, en el que se vio claramente las dos 'ligas' en las que están jugando durante la campaña electoral. Por un lado, Ada Colau, que quiere retener el ayuntamiento, atacada por los aspirantes Jaume Collboni y Xavier Trias, y algo descolocado Ernest Maragall; y por otro lado Daniel Sirera, Eva Parera y Anna Grau, que tratan de acceder al consistorio en un 28M que será a cara o cruz.

El plató de la televisión autonómica ha sido el escenario del último debate a siete de la campaña (Vox y la CUP no tienen derechos electorales que obliguen a que estén en los debates), tras el celebrado en TVE horas antes del arranque de la campaña propiamente. El debate se ha centrado en el modelo de ciudad y, a diferencia de 2019, la independencia de Cataluña y el 'procés' solo han aparecido muy tangencialmente por referencias indirectas del candidato de ERC y por alusiones personales de la apuesta de Junts y, por lo tanto, Carles Puigdemomt.

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Tras un arranque algo despistado de Maragall, visiblemente nervioso y mirando a la cámara que no le tocaba, Colau y Collboni han defendido sus propuestas generales para la ciudad «para seguir avanzando» (la alcaldesa) y para «recuperar el orgullo de ser barcelonés» (el hasta hace solo unas semanas primer teniente de alcalde). Grau, por su parte, ha reprochado a estos dos que utilicen el español y el catalán para pedir el voto pero no en el día a día del Ayuntamiento. Grau, Parera y Sirera han intervenido utilizando los dos idiomas oficiales.

En cuanto al tema del urbanismo, la pacificación de la ciudad y las superislas, Maragall ha atacado a la líder de Barcelona En Comú por llevar a cabo un urbanismo desde apriorismos ideológicos. Las superislas han ocupado gran parte del arranque del debate pero en ERC las defienden, de ahí que Maragall se haya centrado en reivindicar el traspaso de Cercanías (Renfe) y la construcción de un tercer túnel que alivie la saturación de los actuales. En este turno de intervenciones, Sirera ha dicho que, desde su punto de vista, «Colau piensa que es muy guay hacer carriles bici. Lo que hacen las superislas es pacificar unas calles y 'guerrear' otras».

El tema de las superislas es uno de los más debatidos y cuestionados en esta campaña. Collboni ha apostado por «más metro» y mejorar el transporte público sin que eso sea una agresión al transporte privado y los coches. Grau ha anunciado que en los primeros 100 días, si es alcaldesa, meterá mano a la arquitectura táctica instalada por Colau en los últimos ocho años. Todos han apostado por pacificar la ciudad, pero cada uno con planes distintos. Ahora bien, las superislas se dibujaron por primera vez bajo el mandato de Trias.

El candidato del PSC, por delante en las encuestas, ha centrado el ataque de todos los candidatos en algunos momentos del debate. Sobre todo al inicio. Luego, progresivamente, Colau ha recuperado el protagonismo. Trias ha reprochado a Collboni que sea el «monaguillo» de Colau, en alusión a los ocho años de gobierno conjunto de ambos. «Esto parece un debate de todos contra Collboni. Significa que lo estamos haciendo bien«, ha dicho un Collboni cómodo en su papel de protagonista.

Poco después, Colau, vestida con un traje 'rojo socialista', ha subido el tono para recuperar el centro del debate y ha defendido a capa y espada las superislas y su proyecto para la ciudad. Es decir, más superislas. Collboni no se ha callado: «No estoy de acuerdo con los 22 'consejos de ciento'. Es inviable y no se ha aprobado en el consejo de gobierno». Colau ha asegurado que con su modelo de pacificación de la ciudad se ha reducido la contaminación un 30% en Barcelona. Un dato que para Trias es «mentira», pero que, según Verificat, sí es cierto.

Los contrarios a los procesos de peatonalización también han tomado la palabra. El primero, Sirera que ha asegurado que los ciudadanos con «cobayas» de sus plan para cargarse el plan Cerdà. «Hacen carriles bici para fastidiar al conductor», ha apuntado el candidato popular en relación, por ejemplo, al carril bici de Vía Augusta. También contraria al proceso contra el coche, Parera ha enumerado todas las negativas del gobierno municipal a las ayudas a la movilidad. «Esto es una guerra al coche. Esto no es para evitar la contaminación: a más congestión, más contaminación». En la misma línea se ha pronunciado Grau, que ha colado en el debate de la movilidad el apoyo de Valents y abstención a los presupuestos del gobierno municipal.

Como no podía ser de otra manera en una ciudad en la que el conflicto okupa marcó el primer tramo de la campaña por los incidentes de la Bonanova, este asunto, junto con la inseguridad, han protagonizado buena parte del debate. Ha sido el momento en el que Colau ha centrado todos los ataques. «Ustedes han generado impunidad», le ha reprochado Maragall. Collboni ha replicado apuntando al aumento de 1.000 agentes de la Guardia Urbana, un aumento que, con las bajas y jubilaciones, no es neta. El candidato del PSC ha devuelto el reproche a Maragall y le ha recriminado que la Generalitat no ponga más agentes de los Mossos d'Esquadra en la calle.

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Los partidos de la derecha, muy combativos en este campo, han atacado sin contemplaciones. «A quienes antes perseguía la Guardia Urbana, ahora los mandan», ha señalado Sirera, que ha sacado a relucir el conflicto con los okupas de la Bonanova. Parera ha denunciado el aumento de los delitos sexuales en la ciudad así como la impunidad de los okupas, haciendo un repaso de las casas de 'squaters' emblemáticas en la capital catalana, el mismo argumentario que ha empleado Grau.

Colau, que ha visto cómo en este punto era atacada desde todos los flancos, ha acusado Collboni de «dejar tirada» la ciudad al dejar el gobierno municipal para hacer campaña. «Lo que no haremos los progresistas es hacer como la derecha y la extrema derecha politizando el debate de la inseguridad». Ha cerrado la ronda Trias, que ha recordado que la inseguridad es la principal preocupación de los ciudadanos. «Esto es un desastre», ha zanjado el que fuera alcalde entre 2011 y 2015.

Con la ciudad a punto de igualar en 2023 el récord de turistas de 2019, este asunto junto con el modelo económico, ha sido también objeto de debate. Preguntado por ello, Collboni se ha desmarcado asegurando que «Barcelona debe ser una ciudad de oportunidades y de crecimiento económico«, y ha asumido que hay que limitar la carga turística. El socialista, ante la indignación de Colau, a la que se ha oído de fondo quejarse, ha atribuido al PSC en exclusiva el mérito de retener el Mobile World Congress en Barcelona o haber conseguido la Copa America.

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A la vez, Collboni ha defendido recuperar las empresas que se marcharon de Cataluña con el 'procés', un asunto, el independentismo, que apenas ha aparecido. Maragall, casi desaparecido en el debate al no entrar en el cuerpo a cuerpo, le ha pedido al líder del PDC que le dijera a su «jefe» Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, que ayude a recuperar las empresas fugadas. El republicano ha tratado de introducir datos, aunque con intervenciones trompicadas.

Sabedora de que es un asunto en el que su posición es controvertido, la alcaldesa Colau ha entrado de lleno en el debate turístico. Sin matices, lo ha dejado claro. «No caben más turistas», ha insistido Colau, que ha abogado de nuevo por limitar el número de cruceros y mantener la moratoria hotelera. De manera paralela, ha cuestionado la ampliación del Aeropuerto de Barcelona, porque traerá «millones de turistas más». Como novedad, lo que ha generado la alarma de los propietarios, Colau ha defendido revocar licencias turísticas legales: «No pueden ser indefinidas».

El último gran asunto que se ha tratado ha sido el de la vivienda. En este tema, Colau se ha sacado de la manda el plan Ámsterdam. Con un alquiler medio de 1.077 euros en Barcelona (casi como el salario mínimo), el acceso a la vivienda se ha convertido en una emergencia social. Collboni, que se ha presentado casi como «nuevo alcalde», ha defendido que la ciudad sea la primera ciudad de España en que se aplique la nueva Ley de Vivienda que limita los precios de las rentas de alquiler.

Colau, exactivista en la defensa de la vivienda asequible, ha reprochado al candidato del PSC que no la haya ayudado precisamente en este campo, mientras formaron gobierno municipal. Así, la candidata a revalidar se ha sacado de la manga un as: el plan Ámsterdam, en alusión al modelo holandés que limita la venta de pisos de fondos buitre a otros fondos buitre. Maragall, como Collboni y Colau, ha atribuido a su partido la nueva Ley de Vivienda que se acaba de aprobar.

Trias ha reprochado a Colau del aumento en un 50% del precio de la vivienda durante sus dos mandatos, siguientes a los del candidato de Junts, y ha asegurado que lo que ha pasado en Barcelona con el tema de la vivienda (y el alza del precio de la venta y el alquiler) es «un escándalo». Se ha vivido, entonces, un nuevo enganchón entre la alcaldesa y el ex primer edil. La vivienda due uno de los asuntos clave de Colau cuando era aspirante a alcaldesa. En ocho años no ha mejorado la situación de acceso a la vivienda en la capital catalana y para esto todas las administraciones tienen que regular y/o legislar sobre la materia.

El minuto de oro de los siete candidatos ha puesto el broche final a un debate de más de dos horas. Algo tedioso y lioso. Y con pocas medidas concretas de los candidatos, que cuentan cada día con infinidad de altavoces para dar a conocer sus propuestas. A cuatro días de las elecciones, las encuestas (que ya no se pueden publicar) siguen apuntando a Collboni como ganador, por media cabeza, sobre Trias y Colau. Sirera parece seguro que tendrá acta de concejal. Y todo indica que Vox, que no estuvo en el debate, también entrará en el Ayuntamiento. Está por ver qué dicen los ciudadanos respecto a Valents, CS y la CUP. El 28M se sabrá.