tribuna abierta
Más Estado, menos mercado
A lomos de una presión fiscal desbocada, los socialistas piensan que con la retórica de que paguen los ricos y con la moralina del compromiso de las clases medias, la crisis será vencida
Las gigantescas tasas de inflación en Europa y EEUU han obligado a los bancos centrales a decretar incrementos sistemáticos de los tipos de interés. Después de una controvertida política económica basada en la inyección de dinero para combatir los efectos devastadores de la pandemia, ha ... llegado el volantazo con una persistente subida de tipos para enfriar la economía.
Nada que deba sorprendernos en periodos de crisis con recesión en puertas, pero que profundiza, peligrosa e irreversiblemente, la dinámica del intervencionismo estatista. Más allá del crecimiento continuado del peso del Estado en la economía, aprovechando una crisis más, se justifica la intervención de los gobernantes, para atar en corto los presuntos desmanes de los empresarios y sus supuestos manejos del mercado libre. La clásica miseria argumental del izquierdismo.
Se refuerza la sempiterna vocación de la coalición PSOE-UP de progresar en la senda de la economía planificada. Sánchez cree que nadie como él y sus ministros pueden velar mejor por los intereses de los ciudadanos e impone su criterio. Más Estado, menos mercado. Más presión fiscal, más política tributaria confiscatoria.
Las soluciones que Sánchez, Calviño, Díaz y Escrivá proponen son las trasnochadas recetas de la socialdemocracia. Salidas de emergencia, populistas y con tufo electoralista, que ya resultan contraproducentes. A lomos de una presión fiscal desbocada, los socialistas piensan que con la retórica de que paguen los ricos y con la moralina del compromiso de las clases medias, la crisis será vencida.
Es justo todo lo contrario. Las contumaces respuestas estatistas son pan para hoy y hambre para mañana. A más intervención del Estado, más empobrecimiento de la sociedad. Aburre repetir estas probadas verdades, pero para el gobierno socialista, no son más que lamento de liberales y merecen poco crédito.
Cuando se constate la magnitud del siniestro, habrá que volver a empezar. Lo haremos en peores condiciones y con la seguridad de que si ellos siguieran, la dinámica intervencionista se fortalecería. Lo llevan en los genes.
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