¿Qué tiraron los castellano y leoneses a la basura en la pandemia?

Un 14 de marzo el país se paró. El Covid forzaba un confinamiento que mantenía a la ciudadanía recluida en casa. Unos meses después se comenzó, muy poco a poco, a retomar la vida. A pequeñas dosis, 2020 iba tomando aires de normalidad, pero en esos nueve meses nunca se acabó de volver cien por cien a ella. Un año peculiar que dejó huella en muchos aspectos, incluso la singularidad se aprecia en los desechos que se tiraron a la basura.

En Castilla y León ascendieron a 1,08 millones de toneladas los residuos urbanos generados en los hogares, comercios y servicios que dejaron una media de 453,7 kilos de basura por habitante en ese año, por debajo del promedio nacional de 484 kilos depositados en los distintos contenedores, una de las pocas causas por las que durante meses estaba permitido salir a la calle.

¿Cuáles eran los desechos? El vidrio y el papel y cartón y los envases mixtos coparon uno de cada diez kilos de basura, que en su mayoría son residuos mezclados. La siguiente tipología más elevada fueron los residuos animales y vegetales, que se triplicaron en un año en el que varios estudios apuntaron a un aumento en el desperdicio de alimentos y en el que el cierre de la hostelería redujo la demanda de productos frescos.

También aumentó el volumen de residuos de plásticos respecto al anterior ejercicio en un 35 por ciento y en un 18 por ciento los equipos electrónicos en un año en el que durante una parte del mismo la vida social se hacía tras la pantalla.

Destaca, por el contrario un descenso de los residuos textiles, que pasaron de 4.327 toneladas en 2019 a 1.788 en un 2020 marcado por la verja bajada de los comercios.