Miriam Andrés: «Por trayectoria y bagaje, Tudanca puede permitirse decidir irse o quedarse»

—¿En qué momento y cómo supo con seguridad que se iba a convertir en la primera alcaldesa de Palencia?

—En la misma noche electoral me vi como alcaldesa porque podíamos sumar con ¡Vamos Palencia!, que se había manifestado a favor de un cambio y de dejar gobernar a la lista más votada. Pero también es cierto que a lo largo de todos esos días se me vino muchas veces a la cabeza lo que había pasado en 2019, cuando un giro de timón orquestado desde Madrid por parte de CS y PP impidió que lo fuera. He utilizado un mecanismo de defensa para que no me afectara lo que pasó hace cuatro años y realmente cuando me convencí de poder llegar a la alcaldía fue en el mismo momento que firmamos el acuerdo de gobernabilidad. Esa tarde supe que esta vez era verdad.

—Más allá de la siglas que representa, ¿qué sintió Miriam Andrés cuando tomó el bastón de mando?

—Pues una carga de responsabilidad enorme que no había sentido en otros momentos y también un poco de vértigo ante lo que viene.

—¿Lo ha podido celebrar?

—Aún no. Tengo pendiente una celebración con la familia y otra con los amigos.

—En vacaciones, si las tiene.

—Cogeré los primeros doce días en agosto en los que me iré a descansar. Es que ahora viene otra campaña electoral.

—De campaña en campaña...

—Y tiro porque me toca. La de las generales no las estoy llevando nada bien. Es verdad que me he podido evadir de esas tareas de secretaria general del partido en la provincia gracias a mis compañeros. Estoy un poco liberada, pero me dan sudores al pensar que tienes que ponerte durante dos semanas a dar la paliza a los ciudadanos en pleno julio después de unas elecciones tan recientes.

—Eso es una critica a Pedro Sánchez.

—No, porque creo que era lo mejor para el Partido Socialista. No es una crítica. Es un estado de ánimo. La decisión estratégica del presidente del Gobierno ha sido la acertada porque ha habido una importante pérdida de confianza en el PSOE en las Municipales y no podíamos seguir como gobierno de España durante tres o cuatro meses en los que nos iban a pedir que convocáramos elecciones sí o sí un día tras otro.

—¿Cómo está siendo el traspaso de poderes en el Ayuntamiento?

—El alcalde saliente, Mario Simón (CS), me dejó lo más urgente bien ordenadito y lo estuvimos viendo dos tardes seguidas. Hacia su comportamiento y al de la gran mayoría de los concejales –del PP– no tengo nada que reprochar. Hay algún caso en el que nos hemos encontrado despachos totalmente limpios como si por allí no hubiera pasado vida y no se ha recibido ninguna llamada. Ahí ves que la personalidad de esos ediles son más de querer regentar un poder que la responsabilidad de un cargo público.

—¿Le preocupa que en algún momento de la legislatura a ¡Vamos Palencia! le convenga llegar a un acuerdo con PP y Vox y le expulsen de la alcaldía?

—Un gobierno en minoría siempre va a tener la espada de Damocles de la moción de censura, pero les he conocido y son muy transversales. Tienen un abanico ideológico importante. Partiendo de esa lealtad institucional recíproca, si lo llevamos bien no habrá ningún problema.

—En su discurso como nueva alcaldesa utilizó palabras como diálogo, pluralidad, cercanía, participación, coherencia, trabajo... ¿Éste el sello de Miriam Andrés o son las palabras habituales en este tipo de actos?

—Es el sello de mi forma de trabajar. Soy una persona que busca el consenso en todo y ésa es la impronta que se ha perdido estos años y debemos recuperar.

—Ese mismo día dijo que era necesario embellecer la ciudad. ¿Palencia no está bonita?

—Tiene que estar más bonita. Lleva unos años que no lo está por culpa del equipo de gobierno saliente. Las calles están sucias y hay una falta de mantenimiento generalizado. Se ha dejado a la empresa encargada que se hiciera un incumplimiento flagrante del pliego que tenía firmado. Además, hemos ido mermando la plantilla del servicio de jardines del ayuntamiento. En otros lugares las entradas a la ciudad están cuidadas y aquí, tanto la sur como la norte, dejan mucho que desear. Ha habido una dejadez en la imagen que hemos querido proyecto en Palencia en el exterior.

—También dijo que iba a mantenerse reivindicativa. ¿Dígame en que aspectos concretos y prioritarios tiene que exigir a la Junta y en cuales al Gobierno central?

—Es urgente que la Junta ayude a financiar al Zunder Palencia de baloncesto, el único equipo de la Liga ACB en la Comunidad y que va a suponer una inyección económica, social y de visibilización para Palencia como nunca antes ha tenido en la historia. Hay también déficits como el caso de la radioterapia o del nuevo hospital que no pueden seguir esperando más tiempo. Al Gobierno de España, le recuerdo el acceso de la A-67 al polígono industrial, que tiene una partida ridícula en los Presupuestos.

—Pese a que usted ganó en Palencia, su partido ha perdido buena parte de su poder municipal y autonómico en las elecciones del pasado 28 de mayo. ¿En que han fallado?

—No hemos sabido explicar bien todo lo que se ha hecho y creo que el relato ha matado al dato. El PP y Vox lo han orquestado así tapando una espléndida gestión gubernamental. No puede ser que haya pesado más que nos hayamos aliado con Bildu a que Bildu haya apoyado una subida de pensiones espectacular. Mi padre tenía una pensión ridícula y habría necesitado 34 años de vida para cobrar lo que percibe hoy. Ese dato por si sólo, con la cantidad de pensionistas que hay en este país y en esta Comunidad, debiera haber servido para poner en valor lo que se ha hecho en favor de las personas. El problema es que la política hace mucho tiempo que abandonó la pedagogía y de eso tenemos la culpa nosotros. Y me refiero a todos los partidos. Queremos hacer la política en Twitter, con 140 caracteres, ir al discurso cortoplacista y no hemos sido capaces de hablar a los ciudadanos como personas mayores de edad y explicarles mejor cada medida.

—En una entrevista con ABC, el exalcalde de Burgos Daniel de la Rosa ponía sobre la mesa su deseo de que ni PP ni PSOE pacten con Bildu y que ambos partidos se faciliten la investidura cuando sea necesario. ¿Comparte usted esa opinión?

—Eso no se va a dar. Vivimos en una etapa en el que la polarización política está alcanzando a niveles tremendos. Cuando defendí la abstención del PSOE para facilitar el gobierno de Mariano Rajoy tuve que abandonar Facebook por el acoso al que me vi sometida por gente de mi lado. Pongo este ejemplo porque no quiero que me acusen de decir que la derecha son los malos. Mientras esa polarización se siga alimentando va a ser imposible alcanzar acuerdos o pactos de Estado. Aquí lo que no está de moda es ser templado y moderado porque no te compran ese tipo de discursos y en eso también señalo a los medios de comunicación, que están buscando el titular que le conviene para que la gente dé un 'click' aunque luego el desarrollo de la noticia no tenga nada que ver. Que conste que para mí los grandes acuerdos serían maravillosos, pero los veo imposible.

—También pregunté si una derrota de Pedro Sánchez el 23J supondría el fin del sanchismo y del propio presidente como líder del PSOE. ¿Usted contempla esta posibilidad?

—Es que no me gusta hablar de sanchismo. Cuando murió Rubalcaba la derecha se deshizo en elogios hacia su persona y yo recuerdo los últimos debates en Congreso y eran tremendos contra él. El sanchismo no existe. Es un invento de la derecha. Existe el socialismo liderado en cada momento por alguien. ¿Puede ser el fin de la etapa de Pedro Sánchez al frente del PSOE? Pues lo tendrán que decidir los militantes y el propio partido en su caso, pero sigo confiando en que todo lo que se ha hecho a nivel de política social y económica cuente. Para mí es un lujo tener a Nadia Calviño o a Teresa Ribera como ministro. Este Gobierno tiene determinados puntales con los que no cuenta ningún otro grupo político. Confío en que eso termine movilizando al electorado y se vuelva a repetir una victoria del PSOE.

—Sí fue en su día 'villarrubista' (por Julio Villarrubia) en la pelea sin cuartel que mantuvo con Óscar López por liderar el PSOE de Castilla y León.

—Es que él no fue un compañero ni un secretario general autonómico más. Ha sido mi padrino político. Fue el que confió y peleó por mí a todos los niveles. Julio es parte de mi familia. Es como un tío carnal.

—Después de aquella guerra fratricida en Castilla y León, llegó Luis Tudanca...

—Si Luis ha hecho algo espléndido ha sido unir al partido en torno a un proyecto que lamentablemente frustró el señor Igea (elecciones autonómicas de 2019) y que hubiera servido para cambiar la Comunidad de cabo a rabo.

—¿Tras quedarse a las puertas de gobernar Castilla y León, presentarse como candidato a la Presidencia de la Junta en cuatro ocasiones y perder una moción de censura es el momento de que haya un relevo?

—Por su bagaje y su trayectoria políticas se puede permitir decidir si quiere irse o quedarse. Lo digo como secretaria general provincial del partido. Nosotros respetaremos lo que él quiera. Primero, porque no hay otro liderazgo definido dentro de la Comunidad. No hay, de momento, nadie que se le haya visto querer meter el pie más adentro en la política autonómica. Segundo, porque ha ganado elecciones e incluso en las últimas municipales los porcentajes de voto al partido en Castilla y León fueron significativos.

—¿Y qué cree que va a decidir?

—Hace un año creía que se iba y ahora pienso que puede que se quede.

—El exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, se descartaba para sucederle hace unos días.

—Yo también me autodescarto.

—Él veía al alcalde de Soria con opciones.

—Pues yo veo a dos sorianos. A Carlos Martínez, sí, pero también a Virginia Barcones (actual delegada del Gobierno en Castilla y León). Son personas en las que yo confiaría plenamente. Virginia es muy resolutiva. Es un martillo pilón. Un valor importantísimo. Pero no quiero decir que la esté poniendo para quitar a Luis, eh.