La demanda de renovables toma fuerza en plena crisis energética

Las estufas de biomasa crecen un 40%, el doble de lo habitual, y las fábricas de Castilla y León advierten un repunte de la demanda por la «psicosis» y un mercado internacional desabastecido

Los últimos datos apuntan a una fabricación anual de 153.000 toneladas de pellets en Castilla y León ical

M. Gajate

Valladolid

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Reducen la contaminación en viviendas y empresas, tienen un elevado rendimiento y ayudan a asentar vida en el medio rural. Son algunas de las bondades que ofrecen las energías limpias entre las que en los últimos meses cobran especialmente relevancia dos ventajas más, la de su disponibilidad y un precio más económico una vez amortizada la inversión. El sol o los pellets han disparo su intrusión en los hogares castellano y leoneses en un contexto de crisis mundial en el que la incertidumbre en torno al gas tras la guerra de Ucrania y el encarecimiento de las facturas ponen en valor las renovables, que tienen una menor dependencia de combustibles no autóctonos.

Así lo aseguran desde la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (AveBiom). En este 2022 el sector ha seguido con la tendencia al alza que mantiene desde hace ocho años, pero ha notado un especial empujón. Sobre todo, en los hogares. La instalación de estufas ha crecido en torno a un cuarenta por ciento en el país, el doble de lo habitual, explica el presidente de la agrupación, Javier Díaz. Aunque no hay datos concretos, se estima que Castilla y León, presentará al cierre del ejercicio unas cifras «superiores» a las de la media. Fue una de las comunidades en las que se empezó «más pronto» el despliegue de la biomasa y, junto con Cataluña, Galicia y Andalucía, cuenta con mayor desarrollo.

En los últimos meses el sector nota cómo se ha tomado «fuerza» y que son cada vez más los que van «buscando refugio en la producción local». A la biomasa llegan por distintos motivos. Los que ya lo hacían arrastrados por una corriente verde hacia la energía limpia y eficiente, los que con el bolsillo cada vez más constreñido han decidido hacer una inversión que permitirá reducir costes y los que temen las consecuencias y el impacto en el abastecimiento del tsunami que pone patas arriba actualmente al mercado energético. Todo ello en un contexto en el que también han influido positivamente ayudas para la instalación mediante fondos europeos que «han funcionado» y unos precios que, aunque no han sido ajenos a la inflación, tienen un diferencial de entre un 40 y un 70 por ciento respecto a otros combustibles fósiles, añade Díaz.

La apreciación se confirma también a pie de industria. Desde Naturpellet (en Segovia), una de las empresas líderes del sector, destacan cómo a estas alturas del año han aumentado exponencialmente los pedidos, lo cual explican por varios factores. Entre ellos estaría ese aumento de instalaciones, «sobre todo en segundas residencias y grandes calderas», pero también una «cierta psicosis». «El año pasado fue con Filomena». Algunos incluso buscaban madera para estufas que funcionan con electricidad, recuerdan. Ahora la «intranquilidad» reside más en un incierto panorama energético mundial ante el que prefieren ser precavidos y curarse en salud. Y en esta corriente por el acopio prematuro no figuran sólo quienes se nutren de pellets o astillas, sino también hogares que tienen chimenea de la que en otros años apenas hacían uso pero que ante los temores por el abastecimiento de gas o el precio que pueda alcanzar deciden hacerse con cargamentos de leña para tirar de ella de cara a calentar su casa en la medida de lo posible.

La demanda no estaría siendo sólo interna, aunque se está «priorizando». Y es que el gas no es la única fuente de energía de la que Europa dependía de Rusia, también la madera. Países como Francia e Italia están «desabastecidos». Recibían del este de Europa la bases de sus pellets y astillas, y están acudiendo a comprar al mercado español, explican desde la compañía.

En este contexto, las fábricas, añade Díez, están trabajando «al 200 por ciento». Tenían capacidad para producir el doble de lo que lo hacían hace un año y se han puesto a triplicar turnos para cubrir esa demanda. En este escenario, Castilla y León se posiciona como una tierra con enorme potencial. Junto a Andalucía es la comunidad con mayor volumen de plantas de fabricación de pellets. Catorce, según los últimos datos que maneja el sector, con una capacidad de producción de 500.000 toneladas al año. En 2020 dieron salida a 153.467 toneladas de pellets, una cuarta parte del total del país y doblando a Aragón y Cataluña, las siguientes con más volumen de negocio.

La biomasa se espera que continúe su tendencia al alza y a mayor escala en los años venideros. Más allá de instalaciones individuales en materia de bioenergía, han tomado también un especial impulso en los últimos años las redes de calor que se despliegan desde una pequeña 'central' que genera energía térmica en forma de agua caliente que se distribuye por tuberías subterráneas bajo las calles hasta las salas de calderas de edificios residenciales. Una única instalación que cubre a cientos de viviendas. Con un importante grado de implantación en países del centro y norte de Europa, este sistema se «está popularizando» y llegando «cada día a más ciudades», asegura Díaz. »Con las incertidumbres energéticas planteadas tanto en el precio como en el suministro, la incorporación de nuevas viviendas se ha acelerado«, constatan en Avebiom.

«La red de calor está registrando un boom de clientes en estas semanas previas al inicio del otoño, que piden a gritos una solución a su calefacción de gas», añade, por su parte Alberto Gómez, director ejecutivo de REBI, compañía soriana con experiencia en la promoción, diseño y explotación de estos sistemas. El de Ólvega fue el primero y hoy en día «todos» los edificios públicos del mismo están «conectados» a este entramado reduciendo su dependencia del gas. De ahí que la empresa insista en que «las instituciones locales, provinciales y regionales tienen en su mano la solución» a la actual crisis por el desabastecimiento ruso.

A cierre de 2021, Castilla y León era la segunda comunidad en número de redes de calor y la primera en potencia instalada. Destacan casos como Valladolid, que con la nueva instalación que cubrirá 10.000 viviendas de tres barrios –Parquesol, Villa del Prado y Huerta del Rey– se convertirá en la capital de España «con mayor porcentaje» de biomasa en el mix energético de su tejido urbano. A este proyecto se suman otros tantos de éxito en otras ciudades en el plano residencial como Aranda de Duero –proyectada para 4.600 hogares–; Palencia, que estrenará este otoño la primera fase del Campo de la Juventud, que nutrirá a mil viviendas; y Ponferrada, donde se espera que comience a funcionar también la central tras años construida. En el sector público destaca la red de calor que calienta en Soria el hospital Virgen del Mirón, el Mercado Municipal, el Museo Numantino o los polideportivos del Ayuntamiento

Una demanda que cuenta con recursos con los que abastecerse sin salir de casa –la Comunidad copa el 50 por ciento de la superficie forestal del país–. Los bosques crecen cada año a un ritmo de 50 millones de metros cúbicos y se están aprovechando en torno al 16, explica Díaz.

2.000 horas de luz

Un potencial que también existe en otro tipo de energía, que en este caso remite a otro recurso, el sol y a las con 2.569 horas al año en las que se asoma en Castilla y León. Sus rayos se transforman en energía fotovoltaica para generar electricidad o termosolar, con la que producir calor para agua o calefacción, y también habrían notado un empuje recientemente. En cuatro años, la generación de electricidad por esta vía casi se ha duplicado.

La crisis energética da impulso al despertar ya iniciado desde que en 2018 se diera un punto de inflexión con la eliminación del conocido como impuesto al sol que debían asumir los consumidores, que pasarían, por el contrario, a recibir una compensación por los excedentes. Desde entonces, esta tecnología se ha ido haciendo un mayor hueco en autoconsumo y en grandes instalaciones, reforzado también con importantes subvenciones, en la misma línea que la biomasa. De acuerdo con los datos facilitados por la Junta de Castilla y León, a 3 de julio 2022 se habían solicitado ayudas para 8.517 instalaciones de autoconsumo que sumarían una potencia de 345.742 kilovatios, lo que no implica que todas ellas se lleguen a poner en marcha. Aún así, la cifra es relevante si se toma como referencia que la potencia instalada de fotovoltaica a 31 de diciembre de 2021 en Castilla y León era de 1.010.200 kilovatios.

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