La crisis de precios fuerza al turismo rural a cierres en invierno tras un otoño «raro»
Los hoteles serán los más afectados de un sector cuya ocupación se ha frenado en estos meses y que asume que el puente «será bastante flojo»

Jorge Ovalle y su mujer, Ana, abrieron el hotel rural Valle de Ancares, en la pequeña localidad leonesa de Pereda, el 8 de abril de 1995, cuando sólo había once establecimientos de este tipo en toda la provincia. Desde entonces no habían colgado el ... cartel de 'cerrado' más que «unos pocos días al año que nos cogemos vacaciones». Sin embargo, muy previsiblemente tengan que hacerlo durante los próximos meses de «diciembre, enero, febrero y parte de marzo», lo que «dure el invierno». ¿El motivo? El encarecimiento de la energía -la leña, la luz y sobre todo el gasóleo-, así como de los productos básicos hacen insoportable su mantenimiento con una baja ocupación, que es la tendencia habitual en estas fechas en este idílico paraje, reserva de la Biosfera. «Hasta este mes, con la ocupación que teníamos, se ha podido soportar, pero a partir de ahora pensamos que no. Es imposible con lo que ha subido todo, y de ahí que lo estemos sopesando, aunque no lo tengamos decidido al cien por cien».
Ovalle alquila el establecimiento «por habitaciones» y su clientela es, generalmente, «gente que le gusta estar en sitios tranquilos y hacer senderismo en la montaña». Recuerda que «en cuestión de luz», durante los cuatro meses de verano ya pagaron «el doble» que hace un año y en estas fechas, «si se compara con 2019 y 2020, se ha encarecido un 60 por ciento». Números que junto al gasóleo de calefacción -sin bonificar- les están descuadrando las cuentas. Suman, además, otro problema: una reducción de clientes, que comenzaron a notar ya por julio, y que en determinadas fechas, como en este puente de la Constitución y la Inmaculada es más palpable: «No hay demanda».
Jesús del Río, miembro de la Asociación Leonesa de Turismo Rural (Aletur) y vocal por León de la Federación castellano y leonesa que aglutina al sector, con alrededor de 700 establecimientos asociados, considera que son, sobre todo, hoteles rurales los que van a optar por estos 'cierres estacionales' en invierno, ya que «tener una infraestructura abierta esperando a llenar dos o tres habitaciones y tener que calentar el restaurante y el salón por si quieren cenar o sentarse a leer no compensa». Del Río define este otoño como «rarillo» en cuanto a la actividad. «No ha habido tanto volumen de reservas como otros años», lo que achaca a que «el consumidor se está cortando a la hora de consumir este tipo de 'lujo' viendo cómo está subiendo todo».
Con el valor del gasóleo y el pellet «duplicados», al sector ya no le ha quedado «más remedio» que repercutirlo en el precio: «Al principio aguantabas porque seguías con el gasto del año anterior, pero en el momento en que se ha tenido que reponer el gasóleo del depósito, ya en este tercer trimestre, hemos tenido que subir sí o sí».
Y este puente no es más que un reflejo de lo que está ocurriendo los meses precedentes. «Será muy raro. Podemos estar hablando de entre un 80 y un 90 por ciento de ocupación del sábado al domingo, pero entre semana habrá un escaso 40». Aún así, pese a lo que el sector califica como un flojo otoño, la Comunidad mantuvo el liderazgo en turismo rural durante los meses de septiembre y octubre, con 64.606 y 68.554 viajeros, respectivamente, si bien en este último las pernoctaciones cayeron algo más de un 15 por ciento respecto a 2021.
Cambio de costumbres
El cliente, además, ha cambiado sus costumbres. «La reserva es mucho más lenta», con lo que hasta prácticamente el día antes no se sabe la ocupación real, confirma Alberto Sánchez, de la Asociación de Empresarios de Turismo Rural de Salamanca. Explica también que además de subir precios, esta crisis les ha obligado a cambiar sus políticas: «Lo que se está haciendo es pedir una reserva previa. No te puedes arriesgar a perder el fin de semana».
No obstante, añade Daniel Pérez desde la Asociación de Turismo Rural de Ávila (ATRA), integrada en CEOE. Los costes «se pueden repercutir un cinco o un diez, pero no más» porque «el efecto es el contrario: se gana menos». Además, «en cuanto llega el invierno hay guerra de precios». Después de un noviembre que «no ha sido extraordinario», coincide con sus compañeros: «No hay muchas reservas» para el puente y las que hay «son de pocos días». Aún así, entre los establecimientos asociados no conoce ninguno que esté sopesando cerrar. También porque considera que «es un sector resiliente. Normalmente son negocios familiares que no nos lo planteamos porque no tenemos esa opción».
En Valladolid, tradicionalmente diciembre era un mes bueno que «ayudaba a entrar en el siguiente año con mejor pie». Sin embargo, las expectativas de esta semana no lo pintan nada halagüeño: «Nos vamos a quedar a un 60 por ciento de ocupación», cuando años atrás, en 2019, «se alcanzó un 95», detalla Luis Chico, presidente del colectivo en la provincia. Además de subir los precios -«la luz, los pellets, la leña, el seguro... Ha sido un incremento total de todo de un 25 por ciento», justifica-, la situación que viven ha hecho a los empresarios cambiar ciertos hábitos, y además de mantener «un mínimo de reserva de dos noches», en el caso de su establecimiento, de alquiler por habitaciones, ha optado por abrir «sólo cuando lleno la casa». Conoce también a 'colegas' que barajan lo que llaman 'cierres estacionales' -durante unos meses-. Luis Chico espera que durante la Navidad (Nochebuena y Nochevieja) la ocupación sea similar a otros años, pero «las expectativas son que para enero cierre entre un 80 y un 90 por ciento de los alojamientos rurales de la provincia: no hay gente y el coste de la energía es enorme». «En el arranque del año va a haber un parón y creo que será generalizado hasta Semana Santa», insiste este empresario, quien ve necesario un respaldo por parte de las administraciones, y en concreto, una fiscalidad diferenciada en negocios que estén en pueblos de menos de 500 habitantes
En Burgos, la presidenta de Turalbur, Ana Peña, apunta que hasta la fecha la mayoría de sus asociados -alrededor de 60- han aguantado sin subir precios, aunque pronto lo tendrán que hacer porque «es insostenible». También en esta provincia el puente será «bastante flojo» cuando lo normal es que fueran «fechas muy solicitadas». «Las previsiones son muy desilusionantes», añade desde Zamora el representante de los hosteleros, Óscar Somoza. Señala que hay quienes por «recomponer la actividad» han optado por reducir horarios de apertura y concentrarlos el fin de semana, pero que incluso así «no están llegando». Valora, además, que en una provincia como la suya, con unos índices de despoblación tan altos, las consecuencias se están notando más.
En las ciudades
La crisis de precios también ha complicado la situación a los hoteles urbanos estos últimos meses «porque al final es muy difícil repercutirlo, y al final lo que supone es una restricción del margen de beneficios», considera Piedad Sánchez, presidenta de la Asociación de Hoteles de Castilla y León, quien añade «el esfuerzo extra» que tienen que hacer «para controlar el resto de partidas». También en el sector han notado que durante el otoño la gente ha «restringido» más los viajes. Explica, además, que los empresarios hoteleros echan «un poco de menos» la activación de las reservas de congresos y reuniones corporativas. «Está aún costando coger la dinámica anterior a la pandemia», sostiene al respecto.
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