Empresas
Zamora apuesta por las industrias verdes
Tras casi una década de vicisitudes, la biorrefinería del municipio zamorano de Barcial del Barco comienza a tomar forma con la adquisición y explanación del terreno
Este año se cumplen una década desde que el proyecto de la biorrefinería multifuncional de Barcial del Barco (Zamora) dio los primeros pasos. Un decenio de vicisitudes tras las que por fin se empieza a ver la luz al final del túnel. La iniciativa está impulsada por el ingeniero zamorano Vicente Merino, que ha patentado diversos procesos industriales que permitirán aprovechar al máximo una factoría que utilizará como materia prima maíz y remolacha para producir en un primer momento piensos y bioetanol. A medio y largo plazo se contempla también el aprovechamiento de subproductos para consolidar en torno a esa industria todo un polígono de desarrollo especializado en industrias verdes con fábricas de bioplásticos, bioqueroseno e hidrógeno verde.
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De hecho, la factoría inicial ocupará únicamente ocho hectáreas, pero para el desarrollo futuro de esa zona industrial se han reservado hasta el equivalente a 50 campos de fútbol con el fin de que luego se asienten nuevas industrias que aprovechen el potencial de la I+D+i de cara al asentamiento de factorías ligadas a la reducción de las emisiones de CO2 y los objetivos de la Agenda 2030. El proyecto, promovido por la sociedad Magdala, se encontró en un primer momento con las reticencias para asentarse en unos terrenos que previamente se habían destinado a otro fallido proyecto de producción de biocombustible promovido por Iberdrola. Posteriormente encontró complicaciones burocráticas y el recelo de la Administración regional, que consideraba que carecía del respaldo económico necesario para su desarrollo. Ese escollo se vio salvado la pasada primavera con la entrada de capital estadounidense para financiar la construcción de la biorrefinería, cuyo coste estimado ronda los 140 millones de euros.
Inicio de las obras
En el último obstáculo -la adquisición de los terrenos- ha contado con el apoyo de la Diputación de Zamora, que ha comprado las parcelas para cederlas a la sociedad promotora a cambio de un alquiler con derecho a compra o una adquisición con pago aplazado. La institución provincial zamorana, que ultima los flecos de la fórmula de entrega a Magdala, ha visto en esta iniciativa una oportunidad de desarrollo para Zamora. Por ello, antes incluso de que se formalice la cesión a la empresa promotora, ésta ha logrado permiso para comenzar la explanación del terreno. Las previsiones apuntan a que en primavera podrán comenzar las obras de la factoría, que se prolongarán durante dos años antes de que se inicie la producción de piensos y bioetanol. Los números de Magdala apuntan a que la biorrefinería producirá anualmente, a pleno rendimiento, 160.000 metros cúbicos de bioetanol y 120.000 toneladas de pienso para el ganado. Para ello requerirá unas 14.000 toneladas de maíz al año y 7.000 de remolacha como materia prima.
La factoría pretende ser el origen de un polígono confábricas de bioplásticos, bioqueroseno e hidrógeno verde
De esta forma, el proyecto beneficiará directamente al sector agrario, no sólo por el abaratamiento de piensos para la ganadería, sino por la repercusión en la agricultura, ya que la industria se abastecerá de cultivos de regadío situados en un área de entre 60 y 70 kilómetros a la redonda. Eso supone que agricultores de las provincias de Zamora y León, pero también algunos de Valladolid o Palencia, podrán vender su producción de maíz o remolacha a Magdala. Para ello, se han alcanzado acuerdos con organizaciones agrarias ya que la biorrefinería redundará positivamente en el precio que se paga por el maíz y en la revitalización de un cultivo como la remolacha, que destaca por el valor añadido que genera y que ha estado ligado tradicionalmente a Castilla y León.
La planta generará unos 250 empleos directos y 500 indirectos durante la fase de construcción, unos 180 directos y 2.000 indirectos cuando esté operativa. En un futuro, podría llegar hasta los 500 empleos directos y 5.000 indirectos cuando se haya desarrollado todo el polígono industrial. Magdala tiene además planes para instalar en un futuro una biorrefinería similar en La Robla (León).