Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Yonquis electorales

«Y veo necesaria la figura del escritor de programas electorales, sobre todo para remozarlos cada cuatro años. Para evitar el ridículo a los políticos de que se repitan diciendo exactamente lo mismo que dijeron en los anteriores comicios»

ICAL

Si para dar de comer a los hijos que no tengo hubiera de dedicarme a la política veo claro qué querría ser escritor de programas electorales, si es que eso existe. Es una profesión a reivindicar y a la que le podría ir mejor si los partidos valorasen un poquito la figura del prosista electoral. Poner sobre papel todas la verborrea de los políticos y los conceptos de los ideólogos requiere grandes capacidades literarias. Detrás de cada programa y su prosa de hormigón hay unas ansias de lirismo contenidas. Hay, seguro, un escritor al que nunca le dejan ponerse un batín en la sede del partido en vez de americana.

Ahora que vuelven las promesas electorales –que son las mismas de siempre–, y los candidatos repiten lo mismo que hace cuatro años, a mí me da por pensar lo mal pagados que estarán los escritores de programas electorales. Quizá se salven los del PP y los del PSOE, que una vez escribieron uno y seguirán viviendo de los «royalties» que cobrarán cada vez que el partido lo reedita para unas nuevas elecciones. Puede que sean ya los libretos del siglo XX más reeditados en España.

Los políticos repitiendo en campaña las mismas promesas que no han cumplido en sus mandatos, jurando para jurar después el cargo. Por norma un político es un tipo lleno de promesas que nunca se cumplirán. Es como un novio primerizo prometiendo más de lo que le dará tiempo a cumplir antes de que se les acabé el amor. Y veo necesaria la figura del escritor de programas electorales, sobre todo para remozarlos cada cuatro años. Para evitar el ridículo a los políticos de que se repitan diciendo exactamente lo mismo que dijeron en los anteriores comicios. Sobre todo si has pasado ese tiempo en el poder. Por ejemplo Óscar Puente que le ha dado por decir ahora que él no ha renunciado al soterramiento. Después de cuatro años asegurando que la obra es faraónica e imposible y que se aguanten los vecinos del otro lado de las vías… Pero en campaña electoral el papel de los programas lo sostiene todo, ya sabe el lector.

Puente dándole esperanzas a los que quieren el soterramiento como Podemos e IU prometen la tercera república y el PP el bajar impuestos. Yonquis electorales, los programas son panfletos con vocación de realismo… mágico.

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