Y Pablo se vino arriba

Pablo Fernández, ese político que cae bien, que ejerce una política responsable pese a pertenecer a una organización instalada en la radicalidad ; que ha conseguido en poco tiempo monopolizar el discurso de la izquierda, y que es el que más nervioso consigue poner al presidente de la Junta en cada una de las sesiones parlamentarias de control al Gobierno..., ese político parece que ahora quiere convertirse en un Pablo Iglesias impostado y sin criterio.

Ayer, preguntado por un periodista en relación a si en Castilla y León también se podía llegar a plantear una moción de censura contra el PP, se vino arriba y, sin pensarlo dos segundos, dijo que sí para acabar reconociendo poco después que dicha afirmación no era algo que hubiera madurado . Quizá lo que sucede es que la trayectoria política del ocurrente es demasiado corta, ya que no parece serio ni responsable aprovechar su eco mediático para lanzar mensajes que tan sólo pretenden agitar el debate político, sin sustento alguno.

Ni siquiera el de poner contra las cuerdas al resto de grupos , especialmente, en este caso, a Ciudadanos, con el que el PP mantiene un pacto de investidura. O es un error de bulto o Fernández está recibiendo demasiadas presiones desde Madrid por ser, a veces, aunque cada vez menos, tan moderado. Recientemente volvimos a ser testigos de esas posibles «llamadas», cuando se revolvió sobre su silla nada más firmar el pacto sobre Reindustrialización con la Junta y el resto de grupos, declarando visiblemente disgustado que sería el último y que no iba a firmar más. ¿Qué le está pasando a Fernández? Ahora que su partido empezaba a coger fuerza en la Comunidad, va su líder y se echa al monte.