Y Herrera cogió su fusil

Alguien pudiera pensar que ante un Gobierno en funciones, al que le quedan literalmente dos telediarios, plantar cara y decir las verdades del barquero es cosa fácil. Pero si pensamos en un partido presidencialista, donde el número uno tiene la capacidad de aguantar y esperar lo indecible para después actuar sin miramientos; la osadía de discrepar, que es muy saludable, pero en público no tanto, ya puede calificarse de valentía.

Herrera, Juan Vicente. Al que todos tildan de blando, de poco ambicioso y menos belicoso en el circo mediático y político nacional. Cuando podía ir como el mago Andreu con medallas enormes por cada victoria electoral en Génova, Bruselas y donde hiciese falta. Este abogado de Burgos es buen conversador y obediente fiel a las siglas y a sus jefes. Como el Cid, qué buen vasallo si hubiese buen señor.

Rajoy ha podido ser un gran presidente en general, pero en Castilla y León no pasa del aprobado alto. Que ya es mucho. Pero tres han sido especialmente los que han mermado el expediente del gallego, a saber, la zamorana afincada en Galicia, Ana Pastor por pasar por alto muchas de las eternas carencias en muchas provincias de la Comunidad mientras otras tienen autovías y Aves. El literalmente odiado ministro de Industria y Energía señor Soria. No le recomiendo que visite León y el norte de Palencia en unos años. Y el todopoderoso Montoro. El que no solo ha conseguido ser el hombre del saco, de la bolsa, sino también el que quiere que en una autonomía anciana y enorme los servicios sociales sean un lujo que no podemos permitirnos.

El presidente de la Junta ha dicho que ya está bien. Ha puesto el grito en el cielo con declaraciones claras y contundentes. Y yo, si fuera el otro presidente me tendría muy en cuenta lo que dice uno de los barones, sino el que más, alegrías electorales ha dado a su partido.