Guillermo Garabito - Anotaciones al margen
Vuelva usted mañana
«Y yo miraba a los trabajadores de Lauki que allí estaban y el trámite parecía saberles a poco. Todo eran dudas sobre el futuro»
Había revuelo de manifestantes a la entrada de las Cortes. Estaban allí los afectados por el cierre de la Lauki en Valladolid entre banderolas de CC.OO. y de UGT. Cuando yo llegué para el pleno de las cinco –pasadas menos diez– el grupo de manifestantes guardaba silencio y sólo hablaba una pancarta que decía «Lactalis queremos futuro para Lauki». El silencio me recordó al respeto que se guarda cuando el muerto está de cuerpo presente. En la recepción encontré otra pequeña avanzadilla de trabajadores que se registraban para acceder como invitados al pleno.
La primera pregunta de la tarde la hizo Tudanca como es costumbre. Interrogó a Herrera sobre qué medidas iba a tomar la Junta ante la crisis que vive el sector lácteo y en concreto el cierre de Lauki. El presidente expresó su apoyo ante la noticia que deja sin trabajo a ochenta y cinco personas. «Los buenos deseos están bien», replicó Tudanca, «pero usted además tiene que tomar decisiones… Porque el Gobierno está en funciones, pero los ganaderos no». El presidente en la dúplica informó de que se estaba buscando soluciones al problema: desde la adquisición de la fábrica por un grupo agroalimentario de la comunidad, hasta contactar con la multinacional propietaria para intentar llegar a una solución que permita mantener abierta la fábrica en cuestión.
El orden del pleno era el que era y no se pudo hablar de Lauki más que de soslayo en el turno de preguntas, colando el tema en los preámbulos de todas las cuestiones. Y yo miraba a los trabajadores que allí estaban y el trámite parecía saberles a poco. Todo eran dudas sobre el futuro; el de los empleados directos y el de los ganaderos que suministran la leche para la producción. Todos estaban en vilo. Incluso las vacas con la leche a punto de cortárseles por el disgusto.
También intentó sacar el tema sin disimulo el portavoz de IU aunque la pregunta registrada por él guardaba otra temática –la precariedad laboral en esta tierra– que le sirvió de escudo para retomar el tema de la leche. Fue justo entonces cuando una señora entre el público invitado rompió en aplausos y la presidenta se vio en la obligación de pedir silencio. Que allí los únicos con derecho a aplaudir son sus señorías. Y si Sarrión –único procurador de su partido en las Cortes– no tiene quien le aplauda no es motivo para que lo haga el público, parecían pensar en la Mesa.
Mientras avanzaba la sesión, en la radio entrevistaban a la ministra de Agricultura que aseguraba que la empresa Lactalis tenía el compromiso de seguir cumpliendo el contrato con los ganaderos que le suministran la leche a la planta de Valladolid, aunque sea para alguna de sus otras fábricas. Aparte de eso no dio mucha más información.
Terminó la sesión y, como en aquel artículo de Larra, los afectados por Lauki tendrán que volver mañana –entiéndase ya hoy–, con la reanudación del pleno, si quieren saber que hay de lo suyo.