Vuelta al cole: incertidumbre en el curso de las mascarillas y la distancia social
Alumnos con ganas y nervios, padres preocupados y profesores implicados comienzan el próximo miércoles unas clases marcadas por el coronavirus
Nunca antes se había hablado tanto de la vuelta al cole y es que nunca hasta ahora los alumnos habían tenido que regresar a las aulas en medio de una pandemia. Hay opiniones para todos los gustos, pero en lo que todos coinciden es en que el virus, que ya hizo que las clases presenciales tuvieran que suspenderse a mediados de marzo, no puede suponer que los estudiantes se queden en la estacada y que su formación académica se vea perjudicada. La hoja de ruta en Castilla y León es que el próximo 9 de septiembre comience el regreso a las aulas con los escolares de Infantil y Primaria . -el resto se irán incorporando más tarde en el mismo mes-. La apuesta firme del Gobierno autonómico ha sido desde el principio la educación presencial y ésa es a día de hoy la intención en un momento en el que varias autonomías han decidido retrasar el curso ante la intensidad de los contagios y cuando la Junta ha tomado medidas más restrictivas en cuanto a la agrupación de personas en Salamanca y Valladolid.
Las limitaciones en ambas ciudades, que sí acotan las actividades infantiles a diez personas, no afectarán «en principio» al regreso a las aulas , aseguró esta semana el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, quien no descartó que tuvieran que tomarse medidas diferentes en el caso de que la situación empeore. Mientras, se seguirá con lo planeado y se cumplirán los acuerdos con el Ministerio, con ratios de entre 22 y 25 alumnos en las clases en función de la etapa.
Los padres tendrán que certificar con su firma que sus hijos no tienen síntomas y la Comunidad tiene preparado un protocolo que establece que los mayores de 6 años deberán llevar mascarilla y mantener la distancia de seguridad. Los más pequeños estarán en grupos de convivencia estable para no mezclarse con el resto y se multiplicarán las acciones de limpieza e higiene. Las entradas y salidas serán escalonadas, habrá turnos en el comedor y equipos Covid-Colegio para realizar las pruebas a los casos sospechosos en menos de 36 horas. Los positivos y los aislados tendrán que seguir las clases desde sus domicilios.
«Quiero volver»
Cristina este año comienza primero de Bachillerato en el colegio Jesús y María de Valladolid y si algo tiene claro es que es «partidaria» de la educación presencial. « Las clases a distancia no son lo mismo, la explicación de los profesores es diferente y no es tan fácil resolver dudas », afirma. También prefiere volver al aula por pasar tiempo con sus compañeros, «aunque sea con distancia», pero, sobre todo, porque es consciente de la importancia que tienen los próximos dos cursos. «Nos jugamos mucho e influirá en nuestro futuro», destaca la estudiante. «En principio volvemos con miedo porque no sabemos lo que va a a pasar» y si en poco tiempo volverán a tener que seguir sus clases a distancia. «Yo espero que se pueda mantener presencial porque si no, seremos los perjudicados», asegura convencida de que su colegio tomará las medidas adecuadas para poder frenar al virus.
Sin confianza en la formación a distancia
Con los libros preparados y un ordenador y otra impresora nuevas tras comprobar el pasado curso que los tres equipos que tenían -y alguna tablet- se les quedaban escasos, además de haber aumentado la señal wifi. Así afrontan el próximo periodo lectivo, por su parte, Raúl Pina y Noelia Gómez, padres de cuatro alumnas, «con lo que conlleva el gasto familiar en un ámbito de seis personas », advierten. También «con incertidumbre» por «las medidas que se puedan tomar» respecto a sus hijas y «la falta de información» sobre el arranque de las clases. Eso sí, tienen claro que, «tras la experiencia vivida» desde marzo a junio, prefieren que sean en el centro. «No confiamos mucho en las clases no presenciales», afirman. Para las dos más pequeñas, Erika (comenzará 5º de Primaria) y Silvia (4º), «el colegio es aprendizaje y a la vez juego y diversión y eso en casa no se cumple», señalan. Sin olvidar que «no me han enseñado a ser profesor ni enseñar», apostilla Raúl. Un ejemplo, que ya no se hacen las divisiones como antes «y podría llegar a confundir a mis hijas». Ahí, el papel clave de las mayores: Ainhoa (cursará 4º de ESO) e Irene (3º). «Más responsables», les costó inicialmente adaptarse, pero lo lograron e incluso hicieron de «maestras» de sus hermanas. «Gracias a ellas hemos podido ir ayudando a las dos pequeñas».
En unos días, las mayores deberán volver a subirse al autobús para ir al instituto de Carbonero el Mayor. Las pequeñas seguirán en el aula unitaria del CRA Las Cañadas en su pueblo, Aldea Real (Segovia), con la ventaja de que «al ser pocos niños -once- y disponer de espacio suficiente, creemos que las medidas de distanciamiento se cumplirán». «Más difícil -añaden- es hacer comprender a un niño que se mantenga con la mascarilla puesta todo el día, tanto en clase como en el recreo», recelan.
Incertidumbre
Para el equipo directivo del Instituto Comuneros de Castilla de Burgos el nuevo curso arranca con bastante «incertidumbre e inquietud». Así lo manifiesta su director, Tomás Gómez, que explica que todos asumen que este año tienen «mayor responsabilidad». Las expectativas en junio eran diferentes, reconoce, ya que la idea era que la situación en septiembre «iría mejor» y que los rebrotes llegarán «avanzado el otoño». Pero no ha sido así y todas las medidas están ya listas para desarrollarse desde el inicio. Itinerarios marcados, salidas escalonadas, hidrogeles y, en su caso, ocho aulas en el edificio de la Escuela de Idiomas para poder desdoblar clases son algunas de las acciones. «Todos tenemos que asumir que no es una vuelta al cole normal y que lo prioritario debe ser la formación académica y que el resto de actividades se incorporarán cuando se pueda», asegura. El objetivo, dice, es «dar una respuesta adecuada» a familias y alumnos, también en el caso de que se produzca algún contagio.
«Un reto»
«Va a ser un reto», asegura el profesor del colegio La Salle de Palencia, Juan Antonio Rojo, sobre el nuevo curso. Los docentes volverán tras tres meses de educación a distancia, pero sin saber si se mantendrá todo el año la presencialidad. Considera qu e el mayor obstáculo es la distancia social porque ellos apuestan por una educación cercana . Por eso, la situación obliga a ser «creativos» en los métodos y, sobre todo, a «que el miedo no nos venza». «Las familias confían, pero con incertidumbre; todas las medidas se podían haber comunicado antes», recalca.
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