Vísperas del 20D

La fotografía de las encuestas permanece fija y posiblemente no se moverá demasiado el 20D. La complejidad proviene en la traducción de porcentajes en escaños en la España interior y CCAA uniprovinciales, donde se ventila un tercio largo del parlamento. Por ello la batalla en comunidades como ésta será más ardiente y obligará a cambios de actitudes y estrategias. Hoy, el PP está tranquilo (¿pasota?). Se nota en la Junta, en la dirección regional y en la actividad de los mandos intermedios en la captación del voto rural. Confían por inercia en no perder más de tres escaños y algunos intermedios, molestos por el desembarco de semicuneros (Burgos, Cortés, etc), sabedores de que no tendrán mayoría, no les preocupa esta pérdida si conlleva un cambio en la dirección del partido que les beneficie, según dicen, porque llevan demasiado tiempo calentando en la banda.

Tudanca y Rodríguez están nerviosos: intentan hacerse visibles, de ahí la amenaza del primero de romper el pacto de la Mesa de la Cortes. Tienen que marcar territorio. Intuyen la pérdida de escaños en favor de los emergentes: un desastre para una ejecutiva regional dependiente de Sánchez. Augurios malos, porque el partido sigue hecho unos zorros con marginados al acecho y Tudanca sin encontrar el discurso diferencial. La dirección nacional de C’s no confía demasiado en sus hombres de aquí; para los seis escaños de ensueño, los prefiere con perfil bajo, sin errores y de teloneros del discurso de Rivera al centro izquierda, porque por la derecha en esta región ya han tocado techo. Queda la incógnita de Podemos, aquí erráticos, a la espera de Iglesias, y en la confianza de que la lucha de PSCL / C’s les reporte votos, aunque les haga daño el voto inútil de IU.