Fernando Conde - Al pairo

Violadores y jueces

«¿Por qué los jueces deciden soltar a determinados individuos cuando los psicólogos y psiquiatras que los tratan aseguran que ni están curados ni se curarán nunca?»

Cuesta mucho digerir ciertas noticias. Cuesta mucho entender qué es lo que no funciona en el sistema penitenciario español. Por qué los jueces deciden soltar a determinados individuos cuando los psicólogos y psiquiatras que los tratan aseguran que ni están curados ni se curarán nunca. El sistema judicial español peca sin duda de garantistas, y muchas veces da la impresión de estar más preocupado por los verdugos que por las víctimas. No son pocos los jueces que se la cogen con papel de fumar a la hora de aplicar la ley con rigor y se agarran a doctrinas, a jurisprudencias y a complejos para evitar que se les tilde de jueces implacables. Porque, qué otra cosa explicaría si no que individuos como Juan Manuel Valentín Tejero , asesino y violador de la pequeña Olga Sangrador en 1992 y autor confeso de otras seis agresiones sexuales, salgan a la calle con una más que segura certeza de que volverán a hacer daño a alguien, como así ha sido.

Es evidente que desde un punto de vista penitenciario no es lo mismo un ladrón que un asesino o que un violador. Todos son delincuentes en tanto en cuanto todos han cometido alguna acción tipificada como delito en el Código Penal . Pero es evidente que el tratamiento y probablemente el lugar al que habran de ir unos u otros, a lograr ese objetivo que el sistema llama reinseción, no puede ni debe ser el mismo. Es probable que un ladrón se rehabilite pasando unos años entre rejas. Es posible que un asesino, si lo es por una coyuntura o por circunstancias incardinables en un lugar y en un momento determinados, también. Pero estamos hartos de escuchar que los pedófilos, los violadores y los maltratadores no se rehabilitan nunca, y que da igual el tiempo que se les tenga a la sombra porque tantas veces salgan a la calle, tantas veces volverán a las andadas.

Como bien explica el psiquiatra forense Miguel Ángel Maldonado , un violador no es un enfermo que sufra una patología que pueda tratarse de algún modo, lo suyo es un trastorno de personalidad que impulsa a hacer daño por instinto, y para eso aún no hay cura ni solución; o al menos -añadiría- no la hay dentro de lo que la ley permite actualmente. Por tanto, el debate que no logramos centrar es si los violadores deben pasar toda su vida en la cárcel o en un centro ad hoc, o si se deben aplicar otros métodos que eviten o reduzcan a la mínima expresión esa pulsión que les impele a abusar, maltratar y, a veces, llegar a dar muerte a otras personas para calvario eterno de sus familias. La justicia debe impartirse para castigar el delito, pero tambien para prevenirlo. Y ser negligentes o indulgentes en casos así constituye un craso error, un error por el que quizá algunos jueces deberían ser tambien juzgados.

Violadores y jueces

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