Viernes sin café, caña ni tapas
Castilla y León vive entre la confusión, la tristeza y la resignación el primer día del nuevo cierre de la hostelería, las grandes superficies comerciales y los centros deportivos para intentar contener el Covid-19
«Los bares, que lugares. Tan gratos para conversar». Lo cantaba Gabinete Caligari retratando una realidad que en Castilla y León tardará en volver a producirse al menos dos semanas. El tiempo de cierre de la hostelería , además de otras actividades como los centros deportivos y las grandes superficies comerciales , decretado por la Junta para hacer frente a la expansión del Covid-19 y que este viernes ha vivido su primera jornada.
Tras una tarde-noche de jueves en las que más de uno apuró los segundos para degustar su consumición antes de l toque de queda de las 22.00 horas , este viernes ha amanecido sin chocolate con churros ni café con cruasán en la mesa de un bar. Tampoco cañas, ni vinos, ni tapas, ni comidas... Y sí más «café para llevar», por lo que han optado muchos dejando imágenes hasta ahora poco usuales en la Comunidad. La reinvención para intentar mantenerse mínimamente a flote en su agujereada barca con la que también algunos locales han logrado levantar la persiana, pero sin gente en su interior. Eso sí, el panorama general, verjas cerradas, locales vacíos, apiladas sin clientes sillas y mesas de esas terrazas hasta el jueves llenas.
«Claro que se echa de menos» tener un bar en el que tomar un café e incluso desayunar, reconocen dos clientes de un local de Valladolid mientras esperan su vaso con el líquido caliente en una escena repetida por todas las provincias. Uno de los pocos locales que, reinventado de la tradición al «take away» levantó la persiana con esfuerzo. La reinvención, la tabla de salvación a la que intentan asir sus fuerzas.
«Mucho más» que cualquier otro viernes han servido en uno de los locales del céntrico Mercado del Val que se mantiene abierto con café para llevar y dulces y pan que se han vendido «como nunca».
Y en los centros comerciales, pasillos vacíos con únicamente unas tiendas abiertas como peluquerías, ópticas, telefonía, tintorerías... y las grandes superficies, con zonas parceladas entre lo de primera necesidad y no.
Un cierre que sorprende a muchos, a los que ha pillado pensando que no había llegado, los que ni siquiera han intentado acercarse a las grandes superficies y el enfado general de la hostelería, que no levanta cabeza. En Soria hasta han escenificado su entierro.
Y protestas también del sector del deporte , cuyos centros no pueden abrir y han llevado su ejercicio ante las puertas de la Junta de Castilla y León.
Al menos dos semanas por delante de cierre entre la confusión, la indignación, la tristeza, el malestar, la resignación y el «tenemos lo que nos merecemos» a tenor de ciertas conductas imprudentes.
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