Vídeo: El Cristo de las Gotas de Burgos se cae al comenzar la procesión
La Real Hermandad de la Sangre de Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores respira más tranquila tras comprobar que los daños en la talla, que se desplomó al suelo tras romperse uno de los mástiles que la sujetaba
El «Cristo de las Gotas» no se estrenó en su esperada procesión de Burgos de la mejor manera. La talla tuvo que procesionar con su brazo izquierdo dañado después de sufrir un incidente cuando iba a ser alzada para participar en la procesión.
Y es que la rotura del mástil que sostenía la imagen se rompió mientras era ésta era levantada provocando su caída y posterior rotura del brazo izquierdo. Al caer, además, la talla golpeó a varios costaleros que se interpusieron para evitar que el daño fuera mayor, aunque afortunadamente no hubo lamentar ninguna lesión grave. Tal es así, que tanto la talla como los cofrades que la acompañaban pudieron procesionar por las calles burgalesas.
Este lunes, horas después del incidente, la Real Hermandad de la Sangre de Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores respira más tranquila tras comprobar que los daños en la réplica del «Cristo de las gotas», probablemente se pueda reparar.
Se trata de una réplica en resina de la imagen original, que se encuentra en el interior de la iglesia de San Gil y es del siglo XIII.
El prior de la cofradía, Luis Isasi, ha reconocido este lunes que «el disgusto fue muy grande» -se pudo ver hasta lágrimas en algunos cofrades porque habían hecho pruebas y no hubo ningún problema para poner la cruz de Cristo en pie: «Son muchos meses de trabajo e ilusión, pero ahora toca remontar y en los próximos días se decidirá qué hacer, aunque parece que la imagen tiene un arreglo relativamente fácil», señala a Efe.
Pasado el susto, los cofrades respiran ahora más tranquilos, que terminó con la réplica del Cristo de las gotas en el suelo, con el mástil partido, el brazo izquierdo seccionado y la corona de espinas partida en dos.
«Un milagro que no hubiera una desgracia»
«Fue un milagro que no hubiera alguna desgracia personal, más allá de algunos golpes», ha explicado Isasi.
Las heridas físicas no fueron lo más grave, un miembro de la banda de la cofradía sufrió un desvanecimiento y Protección Civil actuó para prevenir posibles ataques de ansiedad en medio de los lloros y las caras descompuestas.
Ocurrido el incidente, los costaleros retornaron en medio de un gran silencio con la imagen a la Iglesia de San Gil, desde donde unos minutos más tarde volvieron a salir entre lágrimas y arropados por los aplausos de cientos de personas que siguieron la procesión.