Cultura

«La verdadera modernidad es la que es capaz de seguir conmoviendo»

El escritor y académico leonés José María Merino se ha acercado con sumo respeto a este gran clásico de la literatura medieval en una cuidada edición publicada por Páginas de Espuma

José María Merino, en una imagen de archivo A. NAVARRETE

H. DÍAZ

Nacidos en la India cuatro siglos antes de Cristo, los relatos de «Calila y Dimna» llegan al castellano gracias a Alfonso X el Sabio a mediados del siglo XIII. Pocos lingüistas se han «atrevido» a abordar la reedición de esta obra «impenetrable» en muchos fragmentos quizá por «natural respeto a la lengua», asegura el escritor y académico José María Merino, quien se ha acercado con sumo respeto a este gran clásico de la literatura medieval en una exquisita y cuidada edición publicada por Páginas de Espuma.

-¿Cuándo y cómo fue su primer contacto con «Calila y Dimna»?

-Fue, cuando era casi un niño, a través de un libro que se llama «Cuentos Viejos de la Vieja España», de 1943. Ahí hay como diez cuentos de Calila que son preciosos y me interesaron mucho. Luego ya en el sistema escolar me hablaban de «Calila y Dimna», pero cuando uno se aproxima a él no entiende nada. Es impenetrable. No obstante, siempre seguí con interés por el libro. Luego, con los años, cuando me metí en la historia del cuento español, un buen día dije esto tengo que leérmelo, y cuando lo hice de arriba a abajo, pese a los impenetrable que son muchos fragmentos, descubrí que es un clásico inmortal, que es un libro bellísimo.

-¿Cuáles fueron las principales dificultades de la edición?

-Sobre todo, el vocabulario, porque hay mucho léxico ininteligible y expresiones que ya no tienen hoy una referencia clara con sintagmas utilizados ahora, pero he respetado el tono, la música y el espíritu del libro.

-¿Qué le ha aportado la revisión de este clásico?

-He descubierto y me ha sorprendido que cuando hablamos de modernidad la verdadera modernidad es la que es capaz de seguir transmitiendo cosas que nos conmueven. Ahora incluso vemos elementos de modernidad del siglo XX que se han quedado viejos. Sin embargo, uno vuelve a leer «Calila y Dimna» y dice ¡qué moderno es esto! En él están las pasiones, los amores, los engaños, hay mucho humor... Y es un libro que sus antecedentes vienen de cuatro siglos antes de Cristo, del «Panchatantra». Creo que los verdaderos clásicos son esos, los que siguen siendo legibles, inteligibles y nos conmueven pese al paso de los siglos.

-¿Se puede decir, entonces, que está plenamente vigente?

-Se puede leer con verdadera fruición porque uno descubre que todas las historias que salen nos siguen afectando. Los comportamientos que hay en «Calila y Dimna» son los mismos que seguimos teniendo los seres humanos.

«Los comportamientos que hay en ‘Calila y Dimna’ son los mismos que seguimos teniendo los seres humanos»

-El clásico se había revisado en otras lenguas, pero en español en muy contadas ocasiones. ¿Por qué cree que muy pocos se han atrevido?

-Creo que los especialistas tienen el natural respeto a la lengua con que trabajan y yo lo entiendo. Yo, si fuese un lingüista, a lo mejor no hubiera hecho esto porque comprendo que pueda parecer una especie de sacrilegio cambiar algo con lo que estás familiarizado y comprendes. Si yo he entrado en el «Calila y Dimna» es precisamente porque no soy un lingüista. Soy académico de la Lengua, soy escritor, pero he querido hacer algo reconocible por la mayoría.

-En «Calila y Dimna» aparecen las primeras celestinas y los primeros pícaros de la historia de nuestra literatura. Además de precursor de la narrativa breve, ¿se podría decir que también lo es del género picaresco?

-Creo que es un lejano antecedente, sin duda. Vemos a un hombre que se pone a trabajar con un religioso pero resulta que lo que quiere es robarle, hay alcahuetas que facilitan las relaciones al margen de la normalidad conyugal... Creo que sí hay elementos que luego se harán más comunes en nuestra literatura.

-De sus 18 capítulos, si tuviera que elegir un relato, ¿Cuál sería?

-Es muy difícil, pero hay un capítulo, el 11, «Del Rey Sederano, de su ministro Belet y de su mujer Helbed», que es una auténtica joya. Es un capítulo que tiene, además en sí, una especie de componente teatral muy importante.

-¿Se animaría con otros clásicos?

-Ya estoy mayor, pero me da pena que el «Amadís de Gaula» sea un libro un poco olvidado porque a mí, que soy un entusiasta del Quijote, me parece precioso, y tal vez está olvidado por el lenguaje un poco arcaico que tiene, pero se lo dejo a quien quiera. Yo ya he modernizado el mío.

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