Un verano sin su «agosto»
Orquestas, espectáculos, feriantes y el mundo del toro despiden el verano, su tradicional época fuerte, sin haber podido trabajar y la incertidumbre de si en 2021 podrán volver al escenario
![Una orquesta durante su espectáculo en una imagen de archivo](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2020/08/31/ImagenLa-Huella-HR1-kVFC--1248x698@abc.jpg)
Veinte años sobre los escenarios, y éste es el primer verano que, muy a su pesar, Rodo tiene libre desde que el micrófono es su vida, allá por el 2000, cuando comenzó a cantar. Lo que para muchos sería un sueño, disfrutar de un estío sin trabajar y poder ir a la playa, para este vallisoletano no sólo es algo «insólito», sino la misma pesadilla que para las 12.000 personas que de forma directa viven en Castilla y León del sector del espectáculo y las cerca de 30.000 para quienes orquestas, hinchables, discomóviles, pirotecnia... son también de forma indirecta su forma y medio de vida.
Como a Rodo, líder y vocalista del grupo La Huella 2.0, el Covid-19 les ha dejado sin su particular «agosto» y con la caja a cero desde hace ya meses. Deberían estar en plena temporada . De fiesta en fiesta, de pueblo en pueblo, con la cuenta de los kilómetros recorridos perdida y la lista de los lugares visitados cada vez más larga. Sin embargo, ni siquiera han arrancado motores ni probado micrófonos y tienen muchas dudas sobre si el próximo año podrán hacerlo. El panorama que tienen ante sí es «realmente crudo» , advierte Carlos de la Calle, presidente de Acople (Asociación Española de Agencias y Profesionales del Espectáculo). «En el mejor de los casos» habrá orquestas que estén 18 meses sin facturar , desde que en octubre de 2019 cerraron la pasada temporada si lograron apurarla hasta el final y con la confianza, no exenta de muchas dudas, de que en la primavera de 2021 pueden volver al escenario.
Y con la facturación a «cero », los gastos corrientes de seguros, gestorías, pago de créditos que abonan con otros préstamos... «siguen corriendo». «La situación es muy dramática. La gente está muy jodida» , resume en una conversación en la que los «¡ufff!», «¡pufff!» y el continuo resoplar son una constante. Reclaman un «plan de rescate» para el tejido empresarial y laboral del sector. Han llamado a las puertas de las administraciones, pero «nadie da soluciones», se queja, a la vez que recuerda las dificultades que han tenido la mayoría para acceder a los ERTE (Expediente de Regulación de Empleo Temporal) dada la estacionalidad de su trabajo.
Reinvención complicada
En la mente grabado el 19 de junio, cuando la Junta recomendó que no se celebraran fiestas populares en Castilla y León, una comunidad con gran tradición, en la que no hay pueblo que no tenga su «pequeña discomóvil y macroorquesta». Lo que era un presentimiento, se hizo realidad: la temporada se quedaba en blanco. Asumen que no pueden subir al escenario y que es su contribución para i ntentar frenar el coronavirus, pero «si restringes una actividad, lo suyo es que pongas una alternativa», advierte De la Calle.
«Ni podemos trabajar ni hay alternativas para ello» , incide. No quieren ser más que otros, pero tampoco menos. «No es una panda de amigos que se juntan a tocar la guitarra. Somos empresas que pagamos impuestos y cotizamos. No somos de tercera división ni empresas de chichinavo. Invertimos mucho dinero y aguantamos deudas de la administración», subraya. Y advierte de «pérdidas millonarias» , de compañías que «están intentando vender sus infraestructuras» y se queja por el «olvido» que ha sufrido el sector. «Cuando el Gobierno dice que nadie se va a quedar atrás, hay que abrir los ojos y mirar a todos», reclama Darío García, gerente de Prin Euroconciertos, una de las empresas de Castilla y León dedicada a la organización y producción de espectáculos y eventos, quien repasa la importancia «bestial» de un sector que mueve en España a unas 700.000 personas.
![Los feriantes son otro de los sectores afectados por la crisis](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/08/31/Imagenferia-kJjF--510x349@abc.jpg)
«La reinvención de la noche a la mañana no es viable», recalca De la Calle. «El concepto de verbena no se puede cambiar. Es tal como es. No se puede reinventar. Con gente bailando, saltando...», coincide Rodo. Estaban a punto de ponerse en marcha cuando la pandemia cortó sus planes de raíz a quince días de comenzar la temporada para un sector que de una temporada a otra hace «potentes inversiones» para mantener la «competitividad por la calidad». «Resistir este mazazo va a ser muy difícil» , augura García.
Con los espectáculos ya diseñados, nóminas incluso «adelantadas» en algunos casos, el parón llegó «en el peor de los momentos», señala el presidente de Acople, quien recuerda la «particularidad» del sector, que «no» factura todo el año, pues parte se dedica a la preparación, y es cuando se pone en carretera cuando ingresa. «Los músicos tenían mucha fe» en poder subirse este año al escenario. Rodo y los 45 compañeros que integran La Huellas, Pikante y Cañón incluso hicieron sus particulares apuestas sobre cuándo estarían sobre ruedas. Pero ni en junio, ni en julio, ni para el grueso del 15 de agosto, ni septiembre... «Vamos a ser los últimos de los últimos en poder salir. Es insoportable» estar al menos año y medio sin facturar, incide Darío García, quien advierte también del impacto psicológico del parón y la incertidumbre.
Camiones escenario, pantallas led, instrumentos... preparados para afrontar una temporada «con todo vendido y se ha quedado a cero», lamenta García, quien advierte de la «mochila llena de piedras» con la que intentan caminar. Su pronóstico es más que pesimista y augura muchas disoluciones. Eso sí, advierte, «una cosa es decir ‘cierro’ y otra, ‘cierro endeudado’». «Ahora estamos en el aprieta, pero dentro de poco, ahogados», apunta. Y recuerda no sólo el impacto para el sector. Las más de 6.000 verbenas que se celebran cada año en Castilla y León -25.000 en toda España- y que este 2020 quedarán en silencio, calcula que supondrán que Hacienda deje de ingresar unos 30 millones de euros en impuestos y otros seis millones la Seguridad Social vinculados a las cuotas de las 12.000 personas que mueve.
Repercusión
Y la afección a la economía de pueblos y ciudades sin fiestas. «Los negocios se resienten», pues hay bares de algunas localidades que ingresan en fiestas «la mitad» de la facturación de todo el año. Cada cinco euros invertidos en fiestas «se multiplican por cinco», señala el presidente de Acople. «El problema es muy grave», incide De la Calle, quien calcula los que tienen suerte y han podido contratar alguna actividad del sector del espectáculo están facturando un 5% de lo habitual.
«Dada la situación es lógico» el parón, «pero que se equipare a otros sectores», reclama este vocalista, quien comprende que la combinación de noche, alcohol, mucha gente, jóvenes... que se da en la verbena pueda tener límite. Pero, advierte, «está sucediendo en otros ambientes». «Lo entiendes, pero a la vez te sientes discriminado», se queja.
Tampoco es año de comprar algodón de azúcar ni almendras garrapiñadas o hacer una tirada a los bolos con el soniquete de los coches de choque y los gritos de quienes disfrutan del vértigo de una atracción de fondo. Sin fiestas populares, nada de ferias. Los 2.500 feriantes que había en Castilla y León ni siquiera han movido sus remolques, mientras también tienen que seguir haciendo frente a costes fijos. Boletines de luz, seguros de responsabilidad civil y vehículos, certificados... Con las inversiones hechas, créditos para muchos por pagar, su temporada ni siquiera ha comenzado, frenada en seco cuando estaban a punto de montar. Muchos se han dado de baja y cinco meses después son poco más de mil los que quedan dados da alta. Reclaman también ayudas y que alguien se acuerde de ellos. Aunque la suya no es una actividad «vetada», las restricciones decretadas por la Junta hacen inviable que la feria se ilumine. Este martes llevarán su reclamación a las puertas de las Cortes.
«Producto perecedero»
Como ellos, el mundo del toro. Cierto es que con aforos limitados y con cuentagotas, algún cartel cita a los aficionados a la Fiesta. Pero en una Comunidad donde dominan los festejos populares, 2020 no será año de clarines y timbales ni cohetes que anuncien el comienzo del festejos. Difícil de ver a las reses ni en la plaza e imposible en un encierro. Más de 2.300 festejos se celebraron el año pasado en Castilla y León.
Lo que se programa es «simbólico», señala Antonio Bañuelos, presidente de la Unión de Criadores de Toro de Lidia. Propietario del hierro burgalés que lleva su nombre, advierte de que el toro «es un producto perecedero». Con 6 años ya no se pueden lidiar y los animales siguen acumulando gasto. Habrá «unos 6.000 ó 7.000 toros sobrantes en España», que tenían que haber llegado a las plazas, pero siguen en las dehesas, cuantifica, con la incertidumbre de si el próximo año la situación permitirá el regreso de los festejos taurinos. La única salida, el matadero y su destino a carne, pero pierde gran parte de su valor: si para lidia se vende por 5.000 euros, para consumo se queda en un 10%.
Pero que no haya festejos va mucho más allá. La tauromaquia genera 140 millones de euros en IVA que Hacienda dejará de recaudar en España, además de los 150 millones que cada temporada se mueven en torno al mundo del toro, con una repercusión del 4.500 millones en los pueblos y ciudades, apunta Bañuelos. Hay ganaderías que, pese a las ayudas arbitradas por la Junta de Castilla y León -5.000 euros por explotación.- tienen un complicado panorama y la reducción de vacas nodrizas para frenar los partos es la vía por la que están optando para no aumentar el stock. En la Comunidad hay cerca de 230 ganaderías, el 20% del total nacional , con Salamanca en cabeza (el 75% de Castilla y León).
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