Educación / Premios Nacionales

El valor de las buenas ideas

Las TIC, la música o la relación con el entorno son las claves de un aprendizaje de éxito para los centros galardonados

Alumnos del colegio Bugarnes de Valverde, en Zamora ABC

CRISTINA ROSADO

Educar es un reto y las alternativas para afrontarlo son variadas. Acertar con la elegida y conseguir buenos resultados es complicado, pero algunos centros y equipos de docentes de Castilla y León parecen avanzar por la senda adecuada. En total, ocho centros de Castilla y León han logrado uno de los Premios Nacionales de Educación 2016 que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Unos avanzan en el medio rural gracias al apoyo de las tecnologías de la información y la comunicación, otros se plantean acercar el mundo a alumnos que no lo tienen tan fácil, y a su vez, que el mundo vea a esos chicos como personas valiosas, mientras que otros han hecho de la igualdad de hombres y mujeres y la lucha contra la violencia contra estas últimas su bandera educativa.

Alumnos del IES Fray Diego Tadeo González de Ciudad Rodrigo ABC

Compromiso con la igualdad

El IES Fray Diego Tadeo González de Ciudad Rodrigo (Salamanca) es uno de esos centros, que ha recibido el «Premio Nacional Irene: la paz empieza en casa» por su proyecto «Comprometidos con Fraygualdad». En 2007 crearon ste grupo de trabajo, que hoy reúne a 60 alumnos, 15 profesores y 50 familias. Un gran panel preside la entrada al centro. En él marcan cada una de las víctimas asesinadas por violencia de género. «Intentamos visibilizar a las mujeres» y sensibilizar, dice Pepi Martín, orientadora del centro. Este año han elegido como lema «rompe el silencio», porque, como asegura, «observas en las chicas muchas dificultades para detectar micromachismos, estereotipos» o formas de control de sus parejas. Trabajan en redes sociales y cada vez que sucede un asesinato, se cuelgan sus broches con caras de tristeza, rabia..., lo que siente una víctima, para que no se olvide esa enseñanza.

Una ventana al mundo

Junto al colegio mirobriguense, el Centro de Educación Especial Carrechiquilla de Palencia recibió el Nacional a la Inclusión del Alumnado con Necesidades Educativas Especiales por el proyecto «Comunica 3.0». En este centro se plantearon un día cómo lograr la inclusión social de sus 60 alumnos, que conocieran el mundo y que otros niños supieran mejor de su realidad. Así surgió el proyecto «Comunica 3.0». Realizan salidas al mercado, a conocer a la Policía Local..., y un día a la semana, alumnos de otros centros acuden a este para la «Asamblea del Colegio», centrada en temáticas que van desde la dedicada al Día del Árbol, a la televisión que acudió a grabarles. La coordinadora del proyecto, Ana María Ortega, dice que con esto «trabajan habilidades y mejoran los cauces de comunicación entre todos», que el proyecto «ha sido muy enriquecedor» y que hay niños que «interactúan mejor y están más activos». La presidenta del AMPA, Sonia Sánchez, lo corrobora, a la vez que destaca que «nos ayuda a normalizar la situación y que otros niños sepan que hay niños con otras peculiaridades; que lo sepan también los adultos».

Escolares de Aguilafuente (Segovia) ponen en práctica el proyecto «EvoluTICvos» en una de sus clases ABC

«Enredados» con la realidad virtual

Tambien en estos galardones fueron condecorados varios grupos docentes de distintos centros educativos de la Comunidad, entre ellos un equipo de diecisiete maestros del CRA Las Cañadas, de Aguilafuente (Segovia), quienes recibieron el premio para proyectos conjuntos en el ámbito de las TIC. Los alumnos y profesores de este CRA decidieron superar las limitaciones de enseñar y aprender en una zona rural (para 12 tablet, Internet va a 60 megas y la fibra óptica ni se conoce) y sus seis aulas (en otros tantos pueblos) se llenaron de ganas de usar la tecnología para dar un vuelco a su aprendizaje mediante las TIC. Fernando Écija, su director, explica que la idea era «introducirlas en la práctica diaria» para que los alumnos las conocieran mejor en cuestiones como la seguridad en la Red. Los profesores se formaron y hoy usan aplicaciones para matemáticas o estudian el cuerpo humano con otras de realidad aumentada.

Écija asegura que tras este proyecto colaborativo con otros centros, los alumnos «ahora son sujetos activos del aprendizaje y están más motivados», en unas clases peculiares: de 19 que forman el CRA, sólo hay una en que los alumnos sean de una misma edad.

Reforzando la autoestima

Otro de los colegios premiados fue el CRA Valle de Valverde, de Burganes de Valverde (Zamora). Este centro cuenta ahora con 48 alumnos -hace 20 años tenía 217-. Estar en el medio rural, en Castilla y León, le está suponiendo que año a año las risas de los niños sean menos en cantidad. Antes tenían cinco aulas rurales en distintos pueblos. Hoy sólo se encuentran las de este CRA en Burganes, pero aunque hay menos risas no son menos intensas. Lo demuestra la vitalidad de este colegio. Su proyecto premiado es un ejemplo: audiocuentos y videocuentos que muestran una enorme creatividad. Con el hilo conductor de la música, los pequeños (desde Infantil a 2º de la ESO) y sus maestros crearon unos personajes muy musicales que viajaron a Egipto, al espacio o a la Prehistoria. Tienen un blog donde muestran su trabajo: http://aventurasmisola.blogspot.com.es/.

Marisa Valderas, directora del CRA, en el que trabaja desde hace 20 años, explica que se encuentran en un cambio metodológico hacia el trabajo por proyectos, uno de los cuales ha sido este llevado acabo el pasado curso, en el que trabajaron la temática elegida desde todas las áreas: geografía, matemáticas...

El uso de las TIC es muy relevante en este centro, contando con un portátil o una tablet por alumno. Sus otras líneas son «las nuevas metodologías, el fomento de la lectura y la inclusión de todos los alumnos para que tengan las mismas oportunidades», independientemente de donde vivan, al margen de sus particularidades: «Con este proyecto se ha reforzado muchísimo la autoestima y la inclusión en el aula y ahora los niños se ven capaces de hacer lo que sea, de buscar información, de ponerse a trabajar en esto o aquello», añade Valderas. Recuerda que quien explicó el proyecto a los inspectores del Ministerio que acudieron a valorar el trabajo, meses después de llevarlo a cabo, «fueron los alumnos que más problemas de autoestima pudieron tener». Los alumnos son los que proponen actividades y la idea del centro es «tener aulas abiertas y que no sea todo tan rígido» como en el sistema tradicional. Para los chicos es algo habitual trabajar con otros niños de edades distintas con actividades de distintos niveles, donde unos enseñan a otros más pequeños, donde unos se preocupan de otros. «Eso es algo que en las escuelas rurales se gana y que no es tan fácil de conseguir en un centro urbano», concluye.

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