Valle de los Caídos

Mientras velan armas los militantes socialistas para librar la madre de todas las batallas, en lamentable y esperpéntico espectáculo, que probablemente arrumbará unas siglas con más de un siglo de vigencia (aconsejaría a los votantes un repaso a los escritos de Indalecio Prieto), su grupo y los padres de la patria se enzarzan sobre el pasado con un debate más sobre el Valle de los Caídos. Esto en lugar de mirar hacia el futuro de España con el partido socialista abierto en canal, herencia del inconsciente Zapatero. Deberían conocer la historia de Cuelgamuros para debatir. Tres datos, ignorados por los parlamentarios, a los que pagamos para que trabajen: el decreto de 2 de abril de 1940 con tufillo de parte: «A los que cayeron en la gloriosa Cruzada»; documento de Juan XXIII (1960), referente a la declaración de basílica: «Se ofrecerán continuos sufragios por los Caídos de la guerra civil donde, aplacadas las luchas, duermen juntos el sueño de la paz» (escrito integrador y aceptado por el régimen); y Comisión Constitucional del Congreso (2007) con apoyo de todos los partidos que aboga por despolitizar el Valle y honrar a todos los caídos en la Guerra Civil y represión subsiguiente.

¿Se necesitan los replanteos cada diez años? ¿Por qué no se aceptan los acuerdos? ¿Por qué no se convierte en monumento a la reconciliación y un hito de la memoria histórica? Bastaría con exhumar el cadáver de Franco que no fue víctima de la guerra civil, dejar el de José Antonio (espejo de Iglesias al leer y comparar discursos; analizar comportamientos y actitudes totalitarias), que sí lo fue, eliminar algunos símbolos e informar. Pero los que discuten en Cortes, ni estudian, ni pisan el lugar del que hablan. ¿Pueden cerrar así una página?