Guillermo Garabito - Notas al margen

Uranio pata negra

«Tudanca coló de refilón y con habilidad en su pregunta el asunto de Garoña. Y la tarde en las Cortes se puso nuclear, más si cabe»

CRÓNICA PARLAMENTARIA

Con estos calores que amagan primavera se disparan los ánimos y lo mismo le pega uno manotazos al micrófono, como Pablo Fernández, que se cuelgan camisetas con reproches en la tribuna de las Cortes. Como si aquello fuera un tendedero comunal y el hemiciclo un patio de luces con más categoría. Y algo de esto tiene: de corrala interior donde se tienden las enaguas zurcidas de la vida regional. Había ayer entre el público representantes de la Plataforma «Stop uranio» de Salamanca. Acudieron al pleno por la tarde a ver qué pasaba con lo suyo y se marcharon a los treinta minutos por donde habían venido, desalojados.

Sarrión –de IU– en el centenario de Zorrilla quiso recordar al poeta imitando su oda a los pies de la tumba de Larra. Sólo que en esta tumba, en vez de apostrofar el cadáver de Larra, lloraba mil encinas taladas del campo charro salmantino. Y de paso se congraciaba con el público presente. Después la emprendió con las multinacionales en Castilla y León, sin endecasílabos ni nada.

En las Cortes no vuela ni una mosca si no lo dice el reglamento. Y como no lo dice por no haber no hay ni moscas. Y a eso se ciñe la presidenta Clemente que lo mismo le apaga el micrófono a Herrera que a cualquier otro procurador que se pase de tiempo o de gracioso en su turno. Ser presidenta de las Cortes algo tendrá que ver también con dar cortes. Cuando Clemente llamó la atención a los del uranio para que dejaran de aplaudir les dio por empezar a jalear soflamas y a esgrimir pancartas. Y más que una institución aquello se asemejó por un momento a un patio de recreo, con improperios y todo.

Tudanca coló de refilón y con habilidad en su pregunta el asunto de Garoña. Y la tarde se puso nuclear, más si cabe. Y es que después de los trotes para reabrir la central ahora parece que Rajoy quiere usarla de moneda de cambio con el PNV a cambio de su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado. Al final ni presupuestos ni Garoña, se lo digo yo. Y se preguntaba el socialista si en Castilla y León manda Herrera o manda Urkullu; que es una cosa que Rajoy tampoco tiene clara.

Estaba la tarde nuclear, ya digo. De uranio entristecido más que enriquecido.

A nadie le gusta que le monten una mina de uranio a la puerta de casa. Tiene aquello un soniquete radiactivo. Quería el poeta Fernando Villalón tener una ganadería donde todos los toros tuvieran los ojos azules. Quién sabe si en el campo charro, si los toros pastaran uranio, acabarían con los ojos azules o glaucos.

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