Unas 500 rutas de bus regulares pasarán al transporte a la demanda por su débil tráfico

La Junta aspira a reducir a cien las 239 concesiones vigentes actualmente en Castilla y León

Transporte a la demanda en la provincia de Soria ICAL

M. GAJATE

Corría el año 1918 cuando empezaron a operar en Castilla y León las primeras conexiones de viajeros por carretera, el «autobús de línea». Entonces los pasajeros compartían asientos con mercancías, en enlaces que echaban a andar con un par de ómnibus a la semana. No estaba al alcance de todos contar con un vehículo propio y el transporte público unía pueblos en los que no había ni una casa vacía. De hecho, verían duplicarse sus habitantes en las siguientes décadas. Sin embargo, llegó un momento en el que el coche fue ganado terreno para los desplazamientos y las poblaciones fueron víctimas del éxodo rural. La movilidad desde los pequeños núcleos sigue teniendo demanda, pero el escenario actual es muy distinto a aquel en el que se empezó a dibujar el mapa de rutas. Desde los años veinte, éste se fue ampliando en función de las necesidades, quedando obsoleto en muchos puntos en su planteamiento inicial de trazado, frecuencias o paradas. Aprovechando que en este 2019 el reglamento europeo obliga a licitar de nuevo las relaciones con los operadores, la Junta tiene por delante el reto de adaptarse a la realidad. El planteamiento pasa por un adelgazamiento considerable de las concesiones y por dejar de operar como líneas regulares recorridos de pocos usuarios e incorporar a los municipios afectados en el modelo de transporte a la demanda.

En los ochenta

En concreto, hay 239 concesiones vigentes actualmente en Castilla y León y la aspiración es reducirlas a entre ochenta y cien, dado el elevado número de contratos con empresas derivado de un modelo heredado, que recibieron las comunidades vía transferencia de competencias en los ochenta y que no se «adapta a la estructura», de acuerdo con las cifras que maneja que maneja la Dirección General de Transporte de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente.

La reestructuración parte de la máxima de garantizar la movilidad universal con la conexión de las poblaciones a las cabeceras de comarca -núcleos de servicios básicos, centros administrativos y mercados- y de éstos, a las capitales de provincia. El modelo para prestar este servicio será variado. Habrá casos en los que se potenciarán las conexiones, en otros se adaptarán a las necesidades y en algunos supuestos se prescindirá de las rutas con carácter regular. Y es que la demanda ya no es la misma que suscitó la creación de líneas regulares -cuando no había problemas de densidad de población y los alfoces de las capitales eran pequeños pueblos-. De las 786 rutas actuales, casi 500, un 63 por ciento del total, son deficitarias o de «débil tráfico», lo cual significa que la utilizan menos de 5.000 viajeros al año, la mitad de ellas no llega a mil, con menos de diez pasajeros por kilómetro. Ello se traduce en que sólo el 58 por ciento de los ingresos de las rutas regulares son vía billete. El déficit de explotación asciende a 6,8 millones por ejercicio, a los que se suman otros 1,5 correspondientes al transporte metropolitano, que también asume la Consejería.

No pasan el ratio de eficiencia

Son ese medio millar de rutas de débil tráfico las que no pasarían el ratio de eficiencia y se intentará que la movilidad de sus usuarios se produzca a través del transporte a la demanda, que funciona mediante la reserva previa de un plaza con una llamada telefónica. Esta maniobra irá acompañada de la potenciación del modelo, ampliando explotaciones en horario y días de prestación. Actualmente, este servicio, en entró en funcionamiento en 2004, atiende a 3.578 localidades con 810 rutas que conectan al millón de habitantes que reside en ellas por un presupuesto anual de seis millones.

Asimismo, se pretende cubrir algunas de las líneas más débiles con la integración de las rutas regulares y escolares. Actualmente hay 322 que en sus recorridos a los colegios recorren los municipios con plazas vacantes para uso general. Ya funciona este modelo en la mitad de los desplazamientos a centros educativos en el mundo rural, que unen 2.641 localidades.

Zonas

Tanto en lo que respecta a las líneas que pasarán a integrarse en el transporte a la demanda como las que se adapten o continúen como están, el criterio es el de concesiones zonales, en las que el adjudicatario del transporte regular sea también el del escolar, y a partir de allí en base a los distintos flujos de movilidad apreciados de los últimos años, se irá reestructurando la red de manera que en un primer nivel se establezca la conexión con la capital de comarca y con las principales ciudades; y en un segundo, los medios y largos recorridos que seguirán tejiendo la comunidad autónoma.

Con la oportunidad que abre la nueva licitación de contratos, a Junta va a aprovechar para mejorar las flotas, primando en los contratos a la calidad de los vehículos, su tecnología y sus elementos de seguridad, así como criterios ambientales, como los combustibles alternativos o menos contaminantes.

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